Un viudo busca esposa por cuarta vez
Fernando VII, con cuarenta y cuatro años era viudo por tercera vez. Además sufría de gota
María Cristina de Borbón por Vicente López
|
y se encontraba ya envejecido. No habían pasado ni dos meses de la muerte de María Josefa Amalia de Sajonia cuando el engranaje de la Corte se volvió a poner en marcha. Había que buscar otra nueva esposa que diera, por fin, un heredero al país.
La elegida fue María Cristina de Nápoles. Era hija de la infanta Isabel, hermana de Fernando VII, y del futuro Francisco I de Nápoles que, a su vez, también era primo de Fernando VII.
Los impulsores de este matrimonio fueron, sobre todo, el hermano del rey Francisco de Paula y su mujer Luisa Carlota, hermana de María Cristina.
Unos abuelos poco aconsejables
La infanta Isabel era la hija preferida de la reina María Luisa de Parma. Se rumoreaba que era en realidad hija de Godoy. A los 12 años la casaron con su primo Francisco de Nápoles. No recibió un trato demasiado bueno por parte de su suegra, la reina María Carolina que la llamaba «nuestra pequeña bastarda». Isabel llegó a ser muy querida por los habitantes de Nápoles. Tuvo 12 hijos. María Cristina fue la segunda.
Durante la invasión napoleónica la familia real napolitana se exilió en Sicilia durante más de
Francisco I de las Dos Sicilias por Giuseppe Cammarano
|
diez años. Sobrevivieron gracias a la ayuda económica, política y militar que recibían de Inglaterra que apoyaba a los Borbones en su lucha contra Napoleón.
Establecieron la corte en Palermo y la reina María Carolina se puso inmediatamente al frente. Quería recuperar el trono. María Cristina nació en Palermo a los dos meses de la llegada de la familia.
El matrimonio real, María Carolina y Fernando IV, vivía prácticamente separado. El padre de Fernando, Carlos III, terminó rompiendo las relaciones con su hijo. Uno de los motivos fue el comportamiento de su nuera que resultaba escandaloso. Inglaterra consideró que este rey era incapaz de reinar y envió a lord William Bentinck como jefe de gobierno. Se apartó al rey del gobierno y fue sustituído por su hijo, Francisco. En 1812 se aprobó una Constitución liberal.
Los reyes consideraban a su hijo un traidor. Su madre intentó incluso envenenarle, por lo que fue expulsada de Sicilia y enviada a Suiza donde murió dos años después.
Tras la caída de Napoleón en 1815, Fernando IV recuperó su trono y regresó a Nápoles. Francisco se quedó en Sicilia ejerciendo de virrey.
En 1816, en el Congreso de Viena, el reino napolitano recibió el nombre de «las dos Sicilias«,
Isabel de Borbón por Vicente López
|
Nápoles y Sicilia como dos reinos independientes bajo una misma corona.
Fernando IV quiso imponer otra vez un reinado absolutista. Ante la amenza de ser derrocado, pidió a su hijo que ejerciera como regente.
Fernando IV murió en 1825. Francisco I tenía ya cuarenta y ocho años cuando subió al trono. María Cristina tenía diecinueve años.
La «liberal» María Cristina por fin trae un heredero
María Cristina había recibido una educación bastante deficiente. Destacaba su habilidad para la música y el canto. Era una buena amazona. Además no había heredado la fealdad de su madre, más bien al contrario.
Cuando María Cristina emprendió el viaje hacia España, en Francia se le acercaron muchos exiliados pidiendo que intercediese por ellos. Atendiéndoles y prometiéndo hacer lo que pudiera se ganó fama de ser tolerante y favorable a la causa liberal.
A los dos meses del matrimonio, María Cristina ya estaba embarazada.
Como es lógico pensar, su llegada a la Corte produjo un acercamiento entre Fernando VII y
Luisa Carlota de Borbón
|
su hermano el infanta Francisco de Paula, en contraposición al distanciamiento con el infanta Carlos María Isidro. Los seguidores de este último eran los realistas y carlistas; los del infanta Francisco de Paula los liberales y carlotistas.
En 1830 María Cristina apoyó la creación del Real Conservatorio de Música para el desarrolllo profesional de los compositores españoles. Ella trajo a España a Rossini y logró que se asentara la ópera italiana.
En octubre nació la primera hija del matrimonio, Isabel. Dos años después nació su hermana, María Luisa Fernanda.
Fernando VII se enfrentó al problema de la sucesión de su trono. Todavía tenía validez la ley Sálica que impedía el acceso al trono de las mujeres. Esta ley fue derrogada lo que trajo como consecuencia el posterior reinado de Isabel II y las guerras carlistas al oponerse a esta derrogación el infante Carlos María Isidro que se consideraba el heredero legítimo del trono.
María Cristina, regente
En 1833 Fernando VII murió de un repentino ataque de apoplejía. María Cristina quedó
Francisco de Paula por Vicente López
|
como regente a los veintisiete años, sin ninguna experiencia previa. Contaba con un Consejo de Gobierno para ayudarle en el nuevo cargo que debía ocupar hasta la mayoría de edad de Isabel II. El secretario de estado y jefe del gabinete de ministros fue Cea Bermúdez que no pertenecía a ninguno de los principales partidos, liberales y conservadores. Inició una serie de reformas administrativas siguiendo una política conservadora. Sólo se hicieron unas pocas innovaciones liberales para contentar a este partido.
Por su parte, la hermana de la reina, Luisa Carlota la presionaba para que adoptara medidas más liberales. Mientras tanto los carlistas defendían la forma de vida tradicional, la monarquía absoluta y la Iglesia, según ellos amenzada por los los liberales.
En medio de estas presiones, María Cristina vivía, además, una doble vida. Había conocido al que sería el amor de su vida, un guardia de corps llamado Fernando Muñoz. Aunque María Cristina siempre lo negó, surgieron rumores de que su segunda hija era en realidad de Fernando Muñoz y no de Fernando VII.
Un matrimonio secreto
María Cristina era una mujer muy religiosa y no quería vivir su relación con Muñoz fuera del
Fernando Muñoz
|
matrimonio, pero si se casaba con él perdía sus títulos y privilegios reales. En diciembre se casaron en secreto, aunque esta boda no tenía validez canóniga ni civil.
Vivieron largas temporadas en el palacio de Vista Alegre, en Carabanchel. Tuvieron ocho hijos. María Cristina «oficialmente» no podía estar embarazada y nada más nacer sus hijos, los enviaban a París, donde eran atendidos por personal de confianza.
Tras la dimisión de Cea Bermúdez, el nuevo jefe de gobienro fue Martínez de la Rosa, liberal moderado. En 1834 logró que se aprobara el «Estatuto Real» que preveía la transición de la monarquía absoluta a la constitucional, regulaba el funcionamiento de las Cortes y su relación con la Corona. Los liberales consideraron el Estatuto insuficiente.
Por su parte, la nueva situación familiar de la reina regente trajo consigo consecuencias negativas. Por un lado fue objeto de burla y perdió el apoyo de muchos cortesanos. Por otro, la familia de Fernando Muñoz empezó a ocupar posiciones en palacio, influyendo cada vez más en la toma de decisiones.
Cambios de gobierno y presiones
También caería el gobierno de Martínez de la Rosa, al que siguió el de José María Queipo
Luisa Fernanda de Borbón por Franz Xaver Winterhalter
|
de Llano, conde de Toreno, también liberal moderado. Su mandato apenas duró tres meses. En el país se exigían más cambios liberales que estaban implantándose de forma demasiado lenta. Además seguía la guerra carlista que precisaba de la aportación de hombres y medios económicos.
El siguiente gobierno estaría bajo el mando de Juan Álvarez de Mendizábal, liberal exaltado y que ya había sido ministro de Hacienda en el gobierno anterior. Su mayor cambio consistirá en la desamortización de los bienes eclesiásticos. Tampoco su gobierno durará mucho y prácticamente un año después fue sustituído por Francisco Javier de Istúriz, más acorde al pensamiento de María Cristina. El gobierno de Istúriz fracasó a los tres meses, sobre todo por la falta de apoyo en las Cortes.
La reina se debatía todo este tiempo entre las presiones que ejercían sobre ella tanto familiares como políticos. Parece que se decantó más por los moderados, perdiendo los liberales el apoyo que les daba con anterioridad. Quedó asi empañada su imagen de defensora de los credos liberales. Volvieron a aparecer las juntas revolucionarias. La situación política era insostenible y en 1836 estalló el «Motín de la Granja«. Miembros de la insurrección obligaron a María Cristina a que restableciera la Constitución de 1812. El golpe había sido propiciado por la guardia real. Además María Cristina tuvo que cesar a Istúriz y nombrar como nuevo jefe del gobierno a José María Calatrava. Se redactó una nueva Constitución que fue aprobada en 1837.
Ee mismo año hubo un nuevo pronuncimiento detrás de cual estaba el Partido moderado y
Espartero por José Casado de Alisal
|
que causó la caiída del gobierno de Calatrava. El pronunciamiento contaba con el apoyo de dos generales, Ramón María Narváez y Baldomero Espartero.
El nuevo jefe del gobierno sería Eusebio Bardají Azara que fue sustituído a los cuatro meses por Narciso de Heredia, conde de Ofalia.
Mientras tanto Francisco de Paula y su mujer, la infanta Luisa Carlota seguían defendiendo los ideales más progresistas. Al final se exiliarion en París en 1838. Su distanciamiento con la reina era evidente. Habían sido sustituídos por la familia Muñoz.
El conde de Ofalía apenas duró en su cargo seis meses y fue sustituído por Bernardino Fernández de Velasco, duque de Frías que tampoco duraría mucho más. Fue sustutido por Evaristo Pérez de Castro que quería formar un gobierno de consenso uniendo a moderados y liberales. Este gobierno aguantó año y medio. Todo un record.
Los Ayuntamientos y el final de la regencia
En 1840 se aprobó la Ley de Ayuntamientos que permitía a la Corona elegir los alcaldes de
Juan Prim por Luis de Madrazo
|
las capitales de provincia. Hubo una fuerte oposición progresista. María Cristina prometió a Espartero retirar esta ley, cosa que al final no hizo. Estaba en aquel momento en Barcelona. La ciudad fue sitiada por Espartero y María Cristina tuvo que cesar a Pérez de Castro. Espartero promovió un pronunciamiento de los generales liberales y quiso imponer un gobierno progresista. María Cristina se negó. No podía volver a Madrid, ya que no había gobierno ni autoridad alguna que la pudiese defender. El general Leopoldo O´Donnell le ofreció protección en Valencia. Allí fue la reina junto a su familia.
María Cristina, ya en Valencia, nombró un gobierno moderado bajo el mando de Modesto Cortázar. Esto provocó un levantamiento en Madrid detrás del que estaba Espartero. Este exigió a la reina que disolviese las Cortes, no modificase la Constitución y creara un Consejo de la Corona integrado por seis liberales. María Cristina recibió a Espartero en Valencia y le comunicó su deseo de renunciar a la regencia. En octubre abandonó el país, dejando a sus dos hijas habidas con Fernando VII en manos de Espartero.
Espartero, tras la salida de la reina, hizo publicar el acta de su matrimonio con Muñoz, lo que aumentó el escándalo todavía más. Los moderados la acusaron de haberse precipitado y haber dejado el reino por estar con su nueva familia.
Exilio en París
En Francia, María Cristina fue acogida por Luis Felipe de Orleans y María Amelia, sus tíos.
Narváez por Vicente López
|
Cea Bermúdez se convirtió en su principal consejero. Rápidamente se organizó la oposición a Espartero que era regente (1840). Su actitud dictatorial le hizo perder pronto muchos apoyos. Junto a Cea Bermúdez, María Cristina contaba también con la ayuda de Martínez de la Rosa, Istúriz, Narváez, O´Donnell y Diego de León.
En Francia María Cristina compró el palacio de la Malmaison que había pertenecido a Josefina Bonaparte.
El nuevo tutor de la futura Isabel II fue Agustín Argüelles.
Intento de golpe de estado
Apenas pasado un año del exilio de María Cristina, ya tenían prepardo un primer golpe de estado. O´Donnell inició el pronunciamiento en el norte (Pamplona, Bilbao y Zaragoza), Narváez hizo lo mismo en Andalucía. Los generales Concha y Diego de León asaltaron el Palacio Real de Madrid intentando secuestrar a Isabel y Luisa Fernanda para que restablecieran la autoridad de su madre. La guardia real, fiel a Espartero, hizo que este intento de golpe fracasara. Diego de León fue fusilado inmeditamanete.
Para averiguar los pasos que iba a seguir María Cristina, Espartero nombró a Salustiano de Olózaga embajador en Francia.
En 1842 se constituyó una sociedad secreta, la Orden Militar Española, alrededor de María Cristina y Fernando Muñoz. Querían conspirar contra Espartero. Al frente estaban O´Donnell y Narváez. Por su parte, Martínez de la Rosa presidía una junta civil que hacía las veces de gobierno en el exilio.
La industria catalana contra Espartero
Mientras tanto Espartero comenzó una serie de reformas económicas que perjudicaron
Joaquín María López por José Casado de Alisal
|
gravemente a la industria catalana provocando el rechazo de lo progresistas. Muchas ciudades se sublevaron contra Espartero. El coronel Juan Prim en Reus, Narváez desde Valencia marchaban hacia Madrid. Espartero estaba en ese momento en Sevilla y decidió abandonar inmediatmente el país hacia Inglaterra.
Se creó un gobierno provisional bajo el mando de Joaquín María López que declaró la mayoría de edad de Isabel II cuando contaba apenas trece años.
Desde noviembre de 1843 el presidente del gobierno sería Salustiano Olózaga que fue acusado de haber obligado a Isabel II a firmar un decreto de disolución de las Cortes que favorecía a su partido. Los moderadps le obligaron a abandonar el poder. Se formó un gobierno moderado bajo el mando de Luis González Bravo que pronto pasaría a manos de Narváez que permitió después que María Cristina volviera a España.
María Cristina regresa
El mismo día que María Cristina volvía a España fallecía Agustín Argüelles, el tutor de su hija.
María Cristina ya no contaba con el apoyo del pueblo. Su suerte estaba ligada al Partido Moderado. Al principio volvió a residir en el Palacio Real, pero se querían evitar suscetibilidades por lo que se trasladó a la antigua regente y a su familia a un palacete en la calle de las Rejas, que se convertiría en una especie de corte paralela.
Segunda boda
María Cristina pidió a Narváez que legalizara su matrimonio lo antes posible. Se le dió a
O´Donnell
|
Fernando Muñoz el título de duque de Riánsares con grandeza de españa. Once años después de la primera boda, María Cristina y Fernando se volvían a casar. Fernando Muñoz no quería jugar un papel protagonista en el Madrid decimonónico, pero si fue un personaje fundamental en el Partido Moderado y logró introducirse en el mundo de los negocios y las finanzas, sobre todo, junto a José de Salamanca.
Madre e hija con problemas
Durante los siguientes años la relación entre María Cristina e Isabel II se fue deteriorando. Isabel no podía perdonarle que la hubiera obligado a casarse con Francico de Asís, un hombre que era lo opuesto a lo que ella necesitaba. Por su lado, María Cristina se avergonzaba del comportamiento de su hija. Además pretendía seguir influyendo en la vida política del país.
En 1854 O´Donnell sublevó a las tropas en la llamada «vicalvarada«. Quería convencer a Isabel II para que realizase un cambio gubernamental y se alejase de las especualciones de su madre. Durante la revuelta fueron incendiados los palacios de María Cristina, el de José de Salamanca y el conde de San Luis.
Segundo exilio
Isabel II recurrió a Espartero para que salvase la situación. Este y O´Donnell acordaron
Antonio de Orléans, duque de Montpensier por Franz Xaver Winterhalter
|
un gobierno de coalición. María Cristina fue el chivo expiatorio evitando que las culpas recayeran sobre Isabel II. María Cristina volvió a exiliarse a Francia. Esta vez el exilio duró diez años. Se sucedieron varios gobiernos en España, pero ninguno quiso que la reina madre volviera. María Cristina quería volver y presionó a la voluble Isabel II para que obligara a O´Donnell que aceptara su regreso. Este se negó y finalmente dimitió en 1863, tras cinco años al frente del gobierno.
En 1864, Narváez volvía a estar al frente del gobierno y María Cristina y su familia pudieron regresar, pero no hubo recibimiento oficial ni pudieron alojarse en palacio. Emilio Castelar la acusó de haber forzado la caída de O´Donnell. Los moderados no se fiaban ya de ella y los progresistas la querían fuera del país. Así las cosas, la familia fue a Asturias a pasar una temporada para regresar después a París.
María Cristina volvió a Madrid con motivo de la boda de la infanta Isabel, la Chata con el príncipe Cayetano de Borbón-Dos Sicilias en 1868.
Últimos años
Tras la abdicción de Isabel II, en 1871 ésta le traspasó a María Cristina la dirección de la Restauración. María Cristina se la cedió al duque de Montpensier que quería ser el regente de Alfonso XII, pero surgieron desavenencias en cuanto al papel que había de jugar en la Restauración y María Cristina retomó la dirección.
En 1873 murió Fernando Muñoz de las consecuencias de un ataque de hemiplejia. María Cristina tenía sesenta y siete años.
Tras la Restauración, en 1876, María Cristina pudo volver con el beneplácito de Cánovas del Castillo para enterrar a su marido en Tarancón, su ciudad matal.
Volvió también en 1878 para asistir a la boda de Alfonso XII con Mercedes de Orléans. María Cristina murió poco después que Mercedes. Quiso ser enterrada en Tarancón, junto a Fernando Muñoz, pero finalmente fue enterrada junto a Fernando VII en el Panteón de Reyes de El Escorial.
La familia Muñoz
En cuanto a la familia de los Muñoz, en 1855 Amparo Muñoz Borbón se casó con el príncipe
María Cristina de Borbón
|
polaco Ladislao Czartoryski también exiliado en París. En 1864 Amparo murió de tuberculósis que además, le había contagiado a su único hijo, Augusto Czartoryski Muñoz que logró sobrevivir. Se haría religiosos salesiano.
Agustín, el mayor de los hijos varones murió en 1855.
Milagros, la segunda de las hijas, se casó en 1856 con el príncipe italiano Felipe del Drago.
Cristina, la hija menor, se casó en 1860 con José María Bernaldo de Quirós, marqués de Campo Sagrado.
En 1861 se casó Fernando con Eladia Bernaldo de Quirós, hermana de José María.
En 1863 murió Juan Muñoz a los veintidos años.
Siete meses después murió Pau José María, el hijo menor, a los diecinueve años.
Desde luego no se puede negar que María Cristina viviera una vida intensa. Mujer decidida a conseguir lo que quería, no dudó en casarse en un momento difícil, aunque fue lo suficientemente hábil para no perder ninguno de sus privilegios.
Llegado el momento fue capaz de dejar a sus hijas y marcharse al exilio, aunque siempre intrigando en contra de sus detractores.
En un momento en que las mujeres siempre estaban relegadas a un segundo plano, no dudó en iniciarse en los negocios, hecho que le trajo grandes problemas por su destreza a la hora de jugar con sus privilegios.
Una mujer diferente, sin duda.
Fuente:
Reinas de España, autora: María José Rubio, La esfera de los libros, 2009.
Este artículo fue escrito hace más de 5 años, por lo que los datos pueden estar desactualizados.