El «deseado» sería el peor rey de la historia de España
Fernando VII era hijo de Carlos IV y su esposa, María Luisa de Parma. Ya reinó por un corto período de tiempo cuando destronó a su padre.
Tras la derrota de Napoleón, José I abandonó España y Fernando VII volvió al país en 1814.
Las Cortes de Cádiz y «La Pepa»
Durante la Guerra de Independencia un grupo de seguidores del rey español formaron las Cortes de Cádiz y trabajaron como Convención Constitucional en espera del regreso del rey. Aprobaron una nueva Constitución en 1812, conocida como La Pepa. Se basaba en los principios de soberanía nacional con el gobierno en manos del monarca, El rey y las Cortes podían aprobar leyes conjuntamente. Aunque era una Constitución progresista, no debemos pensar que lo era según lo que consideramos progresista hoy en día. Fue un avance, con gran influencia de las ideas francesas, por mucho que gustase o no.
Sin embargo, cuando Fernando VII volvió en 1814 revocó la Constitución y todas las normas que habían sido establecidas. Reinstauró la monarquía absoluta.
Le llamaban el «Deseado», pero resultó el peor monarca de la historia de España.
Un rey absolutista
Luchó contra aquellos que había apoyado a los franceses, eran los «afrancesados«. También luchó contra los liberales, aunque este movimiento se expandió por todo el país y finalmente, en 1820 tuvo que firmar la Constitución del 1812. Sin embargo siguió en contra de los liberales y pidió a la Santa Alianza (Rusia, Austria y Prusia) que le ayudara. Enviaron a los Cien mil hijos de San Luis, un ejército, que volvió a restaurar al rey absoluto y éste volvió a revocar la Constitución.
Durante su reinado la mayoría de las colonias americanas se independizaron.
Fernando VII se casó cuatro veces, pero sólo tuvo descendencia con su última mujer, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, su sobrina.
La Ley Sálica
Aprobó una ley, ya establecida en su día por su padre, Carlos IV, que también permitía a las mujeres ser reinas. Así su hija Isabel podría heredar la corona. Hasta entonces se había seguido la ley Sálica, que sólo permitía los herederos varones.
Este tema resultó muy complicado y no quedó muy claro cuando realmente aprobó la ley, si lo hizo por voluntad propia, si fue inducido; el hecho es que su hermano, Carlos María Isidro nunca acepto no ser el heredero al trono. El y sus seguidores lucharon contra Isabel en lo que se llamó las Guerras Carlistas.
Cuando Fernando VII murió su hija Isabel sólo tenía tres años y su madre, María Cristina reinó en su nombre. Intentó acercarse más a los liebrales, previendo que los tiempos iban a cambiar.
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