Una niña poco estudiosa
María Luisa de Parma era la tercera de los hijos del infante Felipe I de Parma , hijo de Felipe
María Luisa de Parma por Mengs
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V e Isabel de Farnesio, soberano de Parma desde 1748 y creador de la dinastía Borbón-Parma. Su madre era Luisa Isabel de Francia, hija de Luis XV. Nació en diciembre de 1751. A los pocos meses de su nacimiento, su madre la dejó en Parma para trasladarse a Versalles añorando la vida de grandeza de la corte. María Luisa quedó en manos de su gobernanta, Catherine de Bassecourt-Grigny, marquesa de González, mujer severa y rigurosa. Además informaba al gobierno español de las actividades de los duques de Parma.
Su madre se dedicaba a buscar contactos y posibles alianzas para asegurar el futuro de sus hijos. A partir de los seis años María Luisa ya no la vería más. Su educación estaba entonces en manos del abate Condillac, discípulo de Locke y colaborador de Voltaire, aunque María Luisa no mostró ningún interés por los estudios. En 1759 murió Luisa Isabel de Francia de viruela y su marido, Felipe se quedó completamente perdido sin su guía. A partir de entonces tuvo la suerte de contar con el ministro Dutillot que llevaba los asuntos de estado mientras él podía dedicarse a la caza y a la música.
Un marido fácil
En 1765 se celebró la boda por poderes con el heredero de la corona española, el futuro
Felipe I de Borbón-Parma por Laurent Pécheux
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Carlos IV. A los pocos días de haberse despedido de su padre para partir hacia España, éste murió de viruela. Le sucedió al frente de Parma su hijo, Fernando.
Aunque físicamente no estaba todavía muy desarrollada si llamó la atención su madurez, muy superior a la de su marido, con lo que en la corte ya se empezó a sospechar que las riendas del matrimonio las llevaría ella. Carlos IV fue toda su vida un hombre distraído, bonachón e ingénuo. Tampoco él se sentía atraído por el estudio y prefería dedicarse a la caza, la equitación, la esgrima, la música y practicar el oficio de tornero y metalista.
La vida en la estricta corte y las ausencias de su marido hicieron que María Luisa pronto se aburriera.
Un estilo de vida más relajado
En el año 1766 estalló el motín de Esquilache que propició cambios en la forma de gobierno. Fue también un época de importantes cambios urbanísticos. Bien conocida es la fama de Carlos III como el mejor alcalde de Madrid y así la ciudad poco a poco comenzó a dejar de ser un pueblo grande para convertirse en la verdadera capital del reino.
La alta sociedad comenzó a pasear a diario por el Salón del Prado, espacio ajardinado donde era imprescindible dejarse ver. Con el tiempo también se fueron imponiendo unas costumbres más livianas sobre todo en cuanto al galanteo y que tenían su origen en Francia e Italia. Era de buen gusto que las damas tuvieran un caballero que las cortejase estuvieran solteras o casadas. Poco a poco la estricta sociedad madrileña regida por la moral religiosa se iba liberando. No obstante, todas estas diversiones estaban vetadas a la familia real. María Luisa tenía por aquel entonces catorce años.
Luisa Isabel de Francia por Adélaide Labille-Guiard
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Para divertirse organizaban tertulias o juegos a los que invitaban, sobre todo, a personas jóvenes y divertidas sin tener en cuenta su rango social. En esta época de la adolescencia María Luisa no contaba con el apoyo de las damas de compañía que habían ido falleciendo y el servicio femenino de la corte fue el origen de escándalos y cotilleos.
Carlos III no se fía
En 1771 nació el primer hijo de María Luisa, Carlos Clemente. Para conmemorar el nacimiento de su primer nieto, Carlos III decidió crear la Real orden de Carlos III que se otorgaría a personas cuyos méritos hubieran aportado algún beneficio al estado sin que fuera necesario que éstos pertenecieran a la nobleza. Lamentablemente Carlos Clemente murió en 1774. María Luisa tuvo catorce hijos en veintitres años.
Viendo el comportamiento de su nuera y la falta de carácter de su hijo, Carlos III cada vez se fiaba menos de ellos. Comenzaron los primeros rumores acerca de galanteos de María Luisa con jóvenes de la nobleza. El rey decidió que se les mantuviera apartados de las cuestiones de estado. Así vivieron una situación parecida a la de Fernando VI y Bárbara de Braganza, aunque por motivos bien diferentes. Lo único que unía a Carlos III con su nuera era su pasión por el arte.
Floridablanca vs Aranda
En 1777 el puesto de secretario de estado fue ocupado por el conde de Floridablanca,
Conde de Floridablanca por Goya
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proveniente de la burguesía. Una muestra más del impulso que dió Carlos III a la burguesía para que se incorporase a las funciones de estado. Obviamente esta distinción no cayó bien entre los nobles formándose dos bandos en la corte. El que apoyaba a Floridablanca llamado «partido murciano» porque Floridablanca era un abogado murciano, y el «partido aragonés» que apoyaba al conde de Aranda como referente de la nobleza. Este último bando apoyaba a los príncipes de Asturias contrarios también a Floridablanca.
En 1781 el príncipe Carlos encargó a Aranda que diseñase un hipotético Consejo de Estado preparado para cuando muriera Carlos III. Poco a poco esta trama fue complicándose hasta que llegó a oídos de Floridablanca que desbarató el complot. La mayor parte de las culpas recayeron en María Luisa, algunas injustas, probablemente, pero el rey estaba más que enfadado con ella. Unos años más tarde también le llegaron noticias del mal comportamiento de la mujer de su hijo Fernando IV de Nápoles, María Carolina de Austria. Ante tanto descontrol, el rey decidió volver a poner en marcha una serie de normas de la época de Felipe III. Una de ellas prohibía que las mujeres recibieran visitas en sus habitaciones.
Muere el rey y aparece Godoy
En 1788 acontecen dos hechos clave en la existencia de María Luisa. Por un lado murieron
Conde de Aranda por José María Galván
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de viruela el infante Gabriel, hijo predileco de Carlos III, su mujer, Mariana Victoria de Portugal y también su hijo Carlos. Este hecho probablemente precipitó la muerte del rey ese mismo año. Poco meses antes, María Luisa había conocido a un apuesto guardia de corps, Manuel Godoy.
Después de veintitres años de matrimonio, Carlos IV y María Luisa de Saboya eran, por fin, reyes de España.
Desde el primer momento María Luisa participó en los consejos de ministros. Carlos IV logró restablecer relaciones con su hermano Fernando IV de Parma, rotas por desavenencias con su padre.
Revolución francesa y España…..
En 1789 estalló la revolución francesa. Los reyes recibieron cartas de la reina de Francia, María Antonieta para que los salvaran de la guillotina. Los reyes pidieron a Floridablanca que enviara tropas a Francia, pero este se mantuvo alejado del conflicto. Además había impuesto una política de austeridad en Madrid. María Luisa tenía gustos muy caros, pero Floridablanca le negaba el dinero que necesitaba para cubrir sus «gastos».
En los últimos tiempos, Manuel Godoy había tenido una carrera fulgurante en pocos años. De guardia de corps a miembro del comité secreto de gobierno de la reina y caballero jefe de la orden de Santiago. María Luisa consiguió que se destituyera a Floridablanca, al que no le gustaba Godoy, y en su lugar se nombró al conde de Aranda. María Luisa quería que Godoy se formase bajo el auspicio de éste.
Manuel Godoy por Bayeu
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María Luisa tuvo su undécimo hijo, la infanta Isabel de la que el pueblo sospechó siempre era hija de Godoy. Lo mismo pasó con los siguientes tres hijos de María Luisa. La reina tenía ya casi cuarenta años y tantos embarazos la habían envejecido mucho. Llevaba dentadura postiza aunque seguía comportandose y vistiéndose como una jovencita .
En 1792 en Francia se proclamó la república. Tampoco esta vez España entró en el litigio. Prusia y Austria habían firmado un pacto para hacer un frente común. María Luisa estaba en contra de este estado de neutralidad y consiguió ese mismo año el nombramiento de Manuel Godoy como primer ministro. Godoy tenía venticinco años.
Godoy, primer ministro
Ya como primer ministro intentó negociar con Francia para salvar la vida de Luis XVI, pero no tuvoéxito. Cuando el rey francés murió guillotinado se explusó de España a todos los ciudadanos franceses y Francia declaró la guerra a España. España firmó un tratado con Inglaterra para luchar contra el enemigo común. En un primer ataque tomaron el puerto de Toulon, pero cuatro meses después Napoleón les obligó a huir.
Aun así Godoy mantuvo el estado de guerra, pero en 1795 se vió obligado a firmar el Tratado de Basilea con Francia para conseguir la paz. Aunque Godoy presentó este acuerdo como un éxito, España tuvo que entregar la isla de Santo Domingo a Francia. Por este acuerdo recibió el título de «Príncipe de la Paz«. Además Godoy actuó de interlocutor entre Napoleón y las monarquías de Portugal, Parma y Nápoles.
En 1796 Godoy se vio obligado por Francia a firmar una alianza hispano-francesa que
Pepita Tudó por Vicente López
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garantizase la paz entre ambos países. Este tratado escandalizó a las demás monarquías que veían como España apoyaba a la Francia republicana. Obligada por Francia, España tuvo que declarar la guerra a Inglaterra en 1796. Sufrió importantes derrotas en España y las colonias americanas y, evidentemente, la economía del país se resintió.
Celos
Mientras tanto, aparte del idilio entre María Luisa y Godoy, éste repartía sus favores entre otras damas de la corte lo que provocaba fuertes discusiones entre ambos. Lo que peor llevó María Luisa fue la relación de Godoy con Pepita Tudó. Esta relación duró cuarenta años, aunque la llevaron en secreto. María Luisa prupuso a Godoy que se casara con María Teresa de Borbón y Vallabriga, prima de Carlos IV e hija del infante Luis. Así Godoy emparentaba con la familia real. El matrimonio fue un desastre. Tuvieron una hija, Carlota Godoy y Borbón que después acompañó a María Luisa hasta el final de sus días.
Al ver que Godoy seguía su relación con Pepita Tudó, María Luisa le retiró su confianza y Godoy presentó su dimisión. Se mantuvo alejado de la corte dos años en que estuvo en Granada.
A pesar de este alejamiento Godoy mantuvo contacto epistolar con los reyes.
María Teresa de Borbón y Vallabriga, condesa de Chinchón por Goya
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Carlos IV otorgó a sus sobrinos Borbón y Vallabriga honores de infantes y tratamiento de alteza que no tenían por la boda morganática de su padre. María Luisa se preocupaba de la situación desgraciada de su sobrina casada con Godoy y medió más de una vez entre el matrimonio.
En 1799 Napoleón se proclamó primer cónsul de Francia. A través de su embajador halagaba a los reyes que estaban contentos con el trato que recibían. María Luisa, siguiendo su costumbre caprichosa, gastó cantidades ingentes de dinero en comprarse ropa siguiendo la moda francesa. En aquel tiempo parece ser que tenía una relación con Manuel Mallo, un venezolano, con el que mantenía acaloradas discusiones.
Ganamos naranjas y perdemos la flota
En 1800 Godoy volvió al poder, incluso apoyado por el propio Napoleón. En 1801 firmaron el Tratado de Madrid por el cual España puso a disposición de Francia su flota naval con vistas a la guerra contra Portugal e Inglaterra. A cambio se ofrecía una repartición del territorio itaiano en el que podrían regir el príncipe Luis de Parma y la infanta María Luisa, hija de los reyes. Juan de Braganza, regente portugués y además yerno de los reyes, rechazó el ultimátum español que le pedía abandonase la alianza con Inglaterra. Godoy atacó Portugal sin apenas derramamiento de sangre y logró que éstos huyeran. Fue la llamada «guerra de las naranjas» por una rama de naranjo que envió a la reina.
En 1804 Napoleón se proclamó emperador de Francia. Mientras tanto, en España, el
Carlos IV, príncipe de Asturias por Mengs
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heredero de la corona, Fernando estaba cada vez más descontento con la situación reinante. Le exasperaba la relación que mantenía su madre con Godoy y alrededor de el se formó una especie de «partido fernandino» que defendía sus interéses y buscaba la caída de Godoy. Este, ante el caríz que estaban tomando las cosa,s pidió la ayuda de Napoleón. El emperador francés aprovechó la ocasión y obtuvo de España la firma de un tratado que le aseguraba la total disposición de la flota española.
En 1805 se produjo la batalla de Trafalgar entre la flota británica y la franco-española. España perdió casi toda su flota y miles de soldados. El pueblo culpó directamente a Godoy del desastre.
Golpe de estado de Fernando VII
En 1807 el príncipe de Asturias participó en un complot para derrocar a su padre. Ante el miedo a ser castigado, delató a todos sus compañeros para librarse él. Aun así cada vez había más personas favorables a este príncipe cobarde y resentido.
Ese mismo año se firmó el Tratado de Fontainebleau por el cual España y Francia acordaron la invasión y repartición de Portugal. España permitía la entrada al país de las tropas francesas. Evidentemente Napoleón perseguía la conquista de España y la marcha de los borbones.
En 1808 se produjo el levantamiento popular en Aranjuez. Se creía que Godoy iba a sacar a la familia real de España y atacaron su palacio. Godoy se escondió aunque finalmente tuvo que salir de su escondite. Carlos IV se vió obligado a firmar su abdicación. Fernando VII entró triunfalmente en Madrid. Había dado su golpe de estado.
Un espectáculo bochornoso
María Luisa temía por la vida de Godoy porque sabía que su hijo le odiaba. Pidió ayuda al
Fernando, príncipe de Asturias por Goya
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general Murat que estaba en Madrid. Napoleón le ordenó que liberase a Godoy y que no reconociera a Fernando como nuevo monarca español. Como quedaba claro que no habría acuerdo entre la famiia, Fernando VII viajó a Bayona invitado por Napoleón. Mientras tanto Godoy era liberado y viajó con Carlos IV y María Luisa también a Bayona. Durante varios días, incluso en presencia de Napoleón, la familia real española discutía sin ponerse de acuerde.
Estando ellos en Bayona sucedieron en Madrid los terribles acontecimientos del dos de mayo, el levantamiento del pueblo español ante el temor de que se llevasen a los últimos miembros de la familia real. Finalmente Fernando se vió obligado a devolver la corona a sus padres. Por su parte, Carlos IV ya había acordado ceder su corona a Napoleón. Y todo a cambio de un buen lugar en el que vivir y una pensión que les permitiera mantener su estilo de vida.
Vida en el exilio
Sin embargo las cosas no serían tan fáciles. La renta prometida disminuyó y además, a los reyes les acompañaban casi doscientas personas que querían instalarse a su alrededor. Carlos IV sufría fuertes ataques de ciática que casi le impedían moverse.
María Luisa de Parma por Vicente López
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Godoy se separó de su mujer y se llevó a Pepita Tudó al exilio.
Se acusó a María Luisa de haberse llevado las joyas de la corona.
La familia real causaba problemas incómodos a Napoleón que decidió que fueran a vivir a Roma, al palacio Borghese. Ahí estuvieron desde 1812 hasta 1814. Vivieron siguiendo el estilo de vida burgués, vistiendo ropas informales, Carlos IV cuidando de su colección de relojes y María Luisa jugando a las cartas. Le acompañaba la hija de Godoy y ahijada suya, Carlota Godoy.
A partir de 1814 cayó la estrella de Napoleón. José I de España tuvo que abandonar el trono y Fernando VII volvió a ser rey de España. Los reyes de España se habían traslado al palacio de Barberini que no reunía las mejores condiciones para un matrimonio que ya sufría los achaques de la edad.
La venganza de Fernando VII
Fernando VII no cejaba en su empeño de amargarle a la vida a su madre y a Godoy. De
Familia de Carlos IV por Goya
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hecho le pidió al Papa que echase de Roma a Godoy, a su amante y los dos hijos del matrimonio puesto que vivían en pecado. Así consiguió alejar a Godoy de los reyes. Tampoco ayudó económicamente a sus padres que tuvieron que pedir a parientes y préstamos a bancos. Siguió investigando dónde estabn las famosas joyas que se suponía se había llevado su madre.
María Luisa había querido casar a la hija de Godoy con el infante Francisco de Paula, pero Fernando VII impidió este matrimonio.
En 1818 María Luisa se rompió las dos piernas, Godoy contrajo la malaria. Carlos IV decidió irse a Nápoles con su hermano Fernando IV.
Tras su marcha María Luisa enfermó de una pulmonía. María Luisa murió en enero de 1819 siempre acompañada por Godoy que no la había abandonado ni un minuto. Tenía sesenta y siete años. Sólo diecisiete días después murió Carlos IV de un ataque de gota en Nápoles. Seis meses después sus cuerpos fueron trasladados al Escorial.
Aunque en su testamento María Luisa dejaba su fortuna a Godoy, sus hijos no aceptaron el testamento y sus bienes se repartieron entre ellos.
Fernando VII siguió amargandole la vida a Godoy hasta su muerte en París en 1851.
Fuente:
Reinas de España, autora: María José Rubio, La esfera de los libros, 2009.
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