Infancia – el exilio
La infanta Eulalia nació el 12 de febrero de 1864 tras un parto largo y complicado que a punto estuvo de costarle la vida. Aunque no se puede asegurar, ya que la vida amorosa de Isabel II fue muy variada, es posible que el padre de Eulalia fuera Miguel Tenorio.
A los cuatro años tuvo que abandonar Madrid para ir con su madre y el resto de la familia real al exilio. Vivieron en el palacio de Castilla, ubicado en lo que es hoy la Avenue Kleber en Paris.
Las tres infantas más pequeñas, Pilar, Paz y Eulalia se sintieron libres en esta ciudad, fuera de las estrictas normas de la corte española. Acudían al colegio del Sacré Cour, mientras que su hermano Alfonso iba al Saint Stanislas.
Durante esta época Isabel II vivía con su amante Marfiori, uno de los personajes más detestados por todos. El rey consorte, Francisco de Asis vivía en el castillo de Épinay con su secretario Antonio Ramos de Meneses. La reina madre, María Cristina, vivía con su segundo marido, el duque de Riánsares y sus ocho hijos en Le Havre.
En 1870 Isabel II abdicó en favor de su hijo. Poco después comenzó la guerra franco-prusiana que tendría como consecuencia la caída de Napoleón III que, junto a su mujer, Eugenia de Montijo, tanto se había ocupado de la familia real española. Esta se trasladó a Suiza mientras duró la contienda, volviendo a París después.
Mientras tanto, Amadeo de Saboya había sido elegido rey de España, causando el enfado de Isabel.
Alfonso fue enviado a estudiar a Baviera y, posteriormente, a Viena.
En 1871 se suicidó el Cayetano, el marido de la infanta Isabel, «La Chata», en Lucerna y la infanta fue a vivir con su madre a París.
La Restauración
En 1875 se lleva a cabo la Restauración. Alfonso XII es el nuevo rey de España. Su hermana Isabel le sigue pronto a Madrid. El resto de la familia regresaría después, pero sin venir a Madrid para evitar cualquier tipo de escándalo, ya que la reina era persona non grata en la corte.
Eulalia nunca estuvo convencida de que su familia contase con el apoyo del pueblo, que unos años antes les había echado del país.
Debido a las estrictas normas impuestas por su hermana Isabel, Eulalia enseguida se sintió agobiada, acostumbrada a la libertad que había gozado en París, lejos del protocolo.
La familia residió en El Escorial y Sevilla. La reina Isabel II llevaba muy mal que su hermana y su cuñado, el duque de Montpensier, que tanto había intrigado contra ella, tuvieran acceso al Palacio Real, mientras que ella tenía que mantenerse alejada del mismo. Además su hijo ya la había informado que pensaba casarse con su prima, María de la Mercedes, a pesar de la total oposición de su madre. En 1877 Isabel volvió sóla a París. Las infantas fueron a vivir al Palacio Real.
Adolescencia
Tras la boda de Alfonso XII con María de las Mercedes y la repentina muerte de ésta en 1878 a los cinco meses de su boda, también falleció la reina madre, María Cristina en El Havre a los 72 años de edad. Quiso que la enterrasen en Tarancón, junto a su segundo marido, pero acabó en el Panteón de Reyes, en El Escorial, junto a Fernando VII.
La infanta Isabel llevaba las riendas de la corte, con el beneplácito de su hermano Alfonso. Siempre quiso ser lo contrario que su madre, por lo que exigía un cumplimiento férreo de las normas. Eulalia chocaba constantemente con Isabel, ya que no quería doblegarse.
Eulalia fue presentada en sociedad a a los 18 años. En el baile organizado con este motivo, parece ser que se aburrió muchísimo, teniendo que bailar con hombres mayores, que no le interesaban en absoluto.
Le gustaba flirtear con jóvenes de la corte, lo que le trajo más de un disgusto con «La Chata».
Matrimonio
Tras morir Alfonso XII, volvió a surgir el problema del heredero al trono. Aunque la reina María Cristina estaba embarazada, había que asegurar la dinastía. Eulalia era la única hermana soltera y se le buscó un marido inmediatamente: Antonio de Montpensier. Había nacido en 1866 y parece ser que fue un mal estudiante. Entró a formar parte del cuerpo de húsares. Era retraído, derrochador y mujeriego. Ninguno de los dos quería casarse, pero se impuso la razón de estado. Como era de esperar, el matrimonio fue un desastre. Al tener que guardar luto por la muerte del rey, la boda fue de lo más triste, todos los invitados vestidos de negro, sin música…..
Tras el viaje de novios que les llevó a Francia e Inglaterra, volvieron a Madrid y se establecieron en la calle Rosales. En 1886 nació su primer hijo, Alfonso.
Eulalia contó desde el principio con el apoyo y la amistad de su suegro, el duque de Montpensier, con el que se llevaba mejor que con su marido. Fue una especie de padre para ella y ambos realizaron diversos viajes, mientras que el marido se quedaba en España. Eulalia visitó la mayor parte de las cortes europeas conociendo a todas las familias reales.
En 1888 nació el segundo hijo del matrimonio, Luis Fernando. En 1890 murió repentinamente el duque de Montpensier. Eulalia perdió al hijo que esperaba, lo que achacó a la impresión que le había causado la muerte de su suegro.
Amantes complicados
Parece ser que ya antes de casarse, Eulalia había comenzado una relación con Georges Maurice Jametel, un dependiente de una boutique parisina.
Llevaban ya años juntos y había que acallar las malas lenguas. Otro posible escándalo ayudo a solucionar el problema. En 1899, María, la hija de los grandes duques de Mecklemburg-Strelitz estaba embarazada de un lacayo. Si la casaban con Jametel, el niño nacería dentro del matrimonio y el «marido» subiría de nivel social, teniendo Eulalia entonces un amante más digno. Y todos contentos.
Mientras tanto, Antonio mantenía una relación con una cordobesa, Carmen Jiménez Florez Brito, apodada «la infantona». Antonio consiguió el título de vizcondesa de Termens para su amante por parte del rey. Este hecho desencadenó la furia de Eulalia que atacó al rey siempre que pudo, aunque fuera de forma indirecta, sobre todo a través de sus libros. En ellos defendía el divorcio y la emancipación de la mujer, términos imposibles por aquel entonces en la corte española. El mundo entero estaba al tanto de las discrepancias entre Eulalia y su sobrino, Alfonso XIII, declarándose ella libre de la atadura de la corte que consideraba inquisitorial. Durante 10 años se rompieron las relaciones familiares.
En 1900 Eulalia pidió el divorcio, lo que provocó otro escándalo más. No fue un divorcio amistoso y se sacaron a luz cantidad de trapos sucios por ambas partes. Sobre todo quedó claro como Antonio había dilapidado su fortuna con su amante, Carmen. Finalmente, dos años, después ambos conyuges firmaron un convenio garantizando la educación y manutención de los hijos bajo custodia compartida.
En 1915 Carmen abandonó a su amante por un guapo sueco y el comenzó otra relación con una tal Mademoiselle Chardonnet.
Con el tiempo, sus hijos le llevaron ante los tribunales. Había gastado unos 36 millones de euros con sus amantes. Se le incapacitó y murió en 1930 de un cáncer de pulmón estando bajo la tutela de su hijo Alfonso.
Con el tiempo Jametel se divorció de su mujer. Fue a París donde moriría en 1944 de cáncer, no sin antes haber echado a Eulalia de su casa, ya que por lo visto mantenía otra relación con su gobernanta.
Un amor especial
Según José María Zábala en su libro «La infanta republicana», Eulalia mantuvo una relación amorosa con Carlos I de Portugal desde 1897 hasta el asesinato de éste en 1908. Ambos se conocían desde 1876 cuando coincidieron en Sevilla y Carlos se enamoró enseguida de Eulalia. Como ella le rechazó, se casó con Amelie de Orleans, nieta del duque de Montpensier. Eulalia siempre negó esta relación, pero una serie de cartas encontradas parecen demostrar lo contrario. Lo que sí está claro, es que nunca quiso casarse con él, porque no soportaba la idea de ser reina, no estaba dispuesta a casarse con un príncipe heredero.
Escritora
Uno de los motivos claves para el distanciamiento entre Eulalia y el resto de la familia real, fue la publicación de una serie de libros en los que exponía sus opiniones sin trabas.
En 1911 apareció «Au fil de la Vie» (A lo largo de la vida) que provocó un escándalo sin igual en la corte española donde se prohibió su publicación.
En 1915 escribió «Court Life from Within» (La vida en la Corte desde dentro), en 1925 «Courts and Countries after the War» (Cortes y países tras la Guerra) en Londres, unas «Memorias» en 1930 y en 1944 «Cartas a Isabel II» sobre su viaje oficial a Cuba y Estados Unidos en 1893. Durante este viaje a Cuba defendió más los interéses de los revolucionarios cubanos que los españoles.
En 1946 publicó «Para la mujer» donde reflejaba sus ideas feministas.
Se la conoce como la «infanta republicana«, pero ella misma decía que todo aquel que no siguiera las opiniones de la corte española o se expresara libremente, era inmediatamente tildado de republicano. Le molestaba el no poder expresar su opinión, el no poder tener amigos íntimos y tener que estar constantemente actuando de cara al público.
Dos hijos – cara y cruz
Alfonso de Orleans y Borbón
Alfonso de Orleans y Borbón, primogénito de Eulalia y Antonio nació en la calle Rosales. Fue el primer oficial del ejército español piloto de aeroplanos.
Protagonizó otro escándalo más de esta familia al casarse, a los 23 años, con la princesa Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha. Ella era protestante y se casaron sin haber pedido permiso al rey, cosa necesaria para los miembros de la familia real. Además la Constitución obligaba al rey a pedir la aprobación del gobierno para matrimonios regios. Alfonso XIII le despojó de su título de infante. Esta situación coincidió con la publicación del libro de Eulalia, lo que dificultó todo todavía más.
Pasados los años, Alfonso pudo reingresar en el ejército. Acompañó al rey en el exilio marchándose después a los Estados Unidos, donde trabajó en diferentes trabajos, desde barrendero hasta director de Ford. Participó en la Guerra Civil como comandante. Apoyó siempre a don Juan de Borbón y fue el padrino de la infanta Elena, hija de Juan Carlos I. Murió en 1975, nueve años después que su mujer.
Luis Fernando de Orleans y Borbón
Nació en 1888. Desde pequeño mostró ser muy sensible y sufrió con las eternas disputas entre sus padres. Quiso mucho a su madre y odió a su padre, aunque ninguno de ellos le hicieron mucho caso, ocupados como estaban con sus propios amoríos y su divorcio. Vivió temporadas muy felices con tía, la infanta Paz, en Baviera. Con el tiempo desarrolló un profundo desdén por sus padres. Derrochó su dinero, se mezclaba con personajes siniestros y era drogadicto. Le apodaban «el rey de los maricas». Estuvo mezclado en un caso de homicidio.Conoció a una multimillonaria, Marie Say, 31 años mayor que él. Se casó con ella a los 41 años. El conseguía así dinero y ella entrar en la familia Orleans y Borbón. Tras 11 años se separaron, una vez que él hubo gastado toda su fortuna.
Terminó su vida en compañía de la bailarina Raymonde Gitenet que le cuidó durante su larga enfermedad. Murió en 1945. Su madre no acudió a verle, ni al funeral.
Eulalia y su marido impugnaron el testamento ológrafo de su hijo, en el que dejaba sus bienes a Raymonde, que se quedó finalmente sin nada.
Regreso a España
En 1921 Eulalia se reconcilió con Alfonso XIII. Durante una temporada vivió cerca de la infanta Isabel en la calle Quintana de Madrid, aunque volvió a Paris poco después. Allí se alojó en el convento de la Ascensión, donde moriría «La Chata» siguiendo a Alfonso XIII en su exilio.
Tras la Guerra Civil se declaró defensora de Franco y, tras la venta de varios terrenos, se instaló en Irún, en su villa Ataúlfo, donde vivió pasando diariamente a Francia.
En 1957, con 93 años, sufrió una caída que la obligó a usar silla de ruedas. Murió al año siguiente, dejando como heredero a su nieto Ataúlfo.
Fuentes:
La infanta republicana. Autor: José María Zavala. Plaza y Janés
Al hilo de la vida. Eulalia de borbón, la indómita. Autor: Jordi Siracusa. Éride ediciones 2011
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