Pocas épocas en la historia de España han sido más conflictivas y dependientes de intereses personales.
Teniendo como punto de partida el conflicto entre los partidarios de Isabel II y Carlos María Isidro se inicia un largo período de guerras, proclamas y constantes cambios de gobierno.
Es también un tiempo de cambios sociales. La influencia de la Revolución francesa ha dejado su semilla en España y ya no se acepta la idea de un rey absoluto. Pasamos a una monarquía constitucional, aunque los carlistas mantienen sus ideales absolutistas.
La regente María Cristina mantiene una doble vida. La oficial y la privada, en la que se casa con Fernando Muñoz, aunque de cara al pueblo sigue siendo la viuda de Fernando VII. Cuando deja el país abandona a sus dos hijas, la futura reina Isabel II y a su hermana la infanta Luisa Fernanda. Dos niñas que el día de mañana podrían ser reinas. A una la casan con su primo homosexual, Francisco de Asís, propiciando así una situación privada desastrosa. A la otra con el hijo del rey de Francia, el duque de Montpensier que durante toda su vida intentará convertirse en rey de España, consiguiéndolo en parte cuando su hija, María de las Mercedes se casa con su primo, Alfonso XII.
Isabel II vive una infancia solitaria en manos de personas poco apropiadas para preparar a una futura reina. Caprichosa, divertida, cariñosa, pero incapaz de gobernar un país. Toda su vida estará a expensas de ministros, gobernantes y amantes con pretensiones de amasar más poder. Probablemente sólo fue feliz con sus hijos.
Sin querer abarcar toda la historia de ese momento, hemos tratado de resumir lo que fueron esos años de bonanzas y de cambios constantes.
Bibliografía:
«Yo, José de Salamanca, el Gran Bribón» de Eduardo G. Rico, Editorial Planeta, 1994
«El Triángulo. Alumna de la libertad» de Ricardo de la Cierva. Finalista Premio Planeta, 1988.
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