El Real Monasterio de la Encarnación fue fundado en siglo XVII por Felipe III y Margarita de Austria y rediseñado por Ventura Rodríguez en el siglo siguiente.
Alberga una serie de importantes pinturas, pero quizás su característica más llamativa es una reliquia de San Pantelón, cuya sangre se licúa cada 26 de Julio, día de mencionado santo. Permanece licuada durante todo el día. Según la leyenda, si la sangre no se licúa es premonición de alguna desgracia. Parece ser que esto sucedió antes de las dos Guerras Mundiales.
Delante del monasterio tenemos una estatua de Lope de Vega (1902) realizada por Mateo Inurria.
El monasterio se encuentra en la Plaza de la Encarnación, cerca del Campo del Moro, el jardín del Palacio Real.
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