Historia
La Casa de la Villa se encuentra unicada en la Plaza de la Villa, entre la Puerta del Sol y la calle Bailén.
Es una de las zonas más bonitas de Madrid, donde podemos sentir cómo la historia se hace presente.
La Casa de la Villa ha albergado al ayuntamiento de la ciudad hasta el 2008, en que se trasladó al Palacio de Correos y Telecomunicaciones en la Plaza de la Cibeles.
Actualmente el uso de la Casa de la Villa se limita a eventos oficiales.
Cuando Madrid se convirtió en capital de España, las primeras reuniones del concejo de la ciudad, lo que podríamos llamar el ayuntamiento de la época, tuvieron lugar en la iglesia de San Salvador.
En el siglo XVII, Felipe IV autorizó al concejo a que construyera un edificio para celebrar sus reuniones oficiales.
Patio de Cristal
El patio de cristal estuvo abierto hasta el siglo XIX en que se realizó la cúpula. convirtiéndose así en una sala que podía usarse siempre. Es de mármol y en el techo podemos ver unas llamativas vidrieras que han sido restauradas recientemente. En una de ellas puede verse la Puerta de Alcalá.
Sala de Reuniones Plenarias
Esta sala es también conocida como la sala de columnas. Fue terminada en 1692, antes de que se terminase el resto del edificio. En la cúpula hay pinturas de Antonio Palomino.
Es una de las salas más importantes del edificio, ya que las discusiones políticas tenían lugar aquí.
Sala de Goya
Esta sala se dedicó a las grandes recepciones. Recibe su nombre de una pintura de Goya dedicada por éste a la ciudad de Madrid. Es la «Alegoría de la Villa de Madrid«. Representa a Madrid como una mujer con su escudo de armas y señalando los acontecimientos que tuvieron lugar el 2 de Mayo 1808 durante la invasión de las tropas napoleónicas.
Un cuadro cambiante
En 1809, el Ayuntamiento decidió que se hiciese un cuadro del nuevo rey, José Bonaparte, al igual que se había hecho con los monarcas anteriores. Goya sería el pintor encargado del cuadro.
El cuadro de Goya de gran tamaño (2,60 x 1,95) muestra a la izquierda una mujer de pié con un brazo sobre el escudo de Madrid. Esta mujer simboliza la ciudad de Madrid. Con la mano izquierda señala un óvalo en el que podemos leer ‘Dos de Mayo‘. Este óvalo es sostenido por dos jóvenes.
Detrás de la mujer, tocando una trompeta, vemos a la Fama, figura que da importancia al retratado, y a otro ser que sostiente una corona de laurel en sus manos, tradicionalmente símbolo para los héroes de guerra.
A los pies de la mujer vemos un perro sentado, que podría representar la fidelidad.
Es importante reseñar que la mujer también lleva una corona y está soló un poco por debajo del óvalo.
El óvalo contenía originalmente el retrato de José Bonaparte. El encargo se había hecho en diciembre y en febrero el cuadro estaba terminado, aunque Goya se había tenido que basar en una estampa del rey, ya que éste no estaba en la corte.
En 1812, los franceses salieron de Madrid y se decidió eliminar el retrato del rey. Fue sustituído por la palabra ‘Constitución‘, en homenaje a la Constitución de Cádiz del 18 de marzo de 1812.
Sin embargo en octubre las tropas francesas vuelven a invadir Madrid y rápidamente se encarga a Goya que vuelva el cuadro a su estado original. En tres días Jose Bonaparte volverá a presidir el cuadro. Parece ser que el arreglo no fue hecho por el propio Goya, sino por un discípulo que eliminó la mano de pintura que cubría el retrato.
Las tropas francesas vuelven a abandonar Madrid y, otra vez, hay que retocar el cuadro. Esta vez será el pintor Dionisio Gómez quien, en 1813, vuelve a escribir la palabra ‘Constitución‘ en el medallón.
Poco tiempo después Fernando VII regresa a España y vuelve a establecer el Absolutismo, con lo que cualquier referencia a la Constitución resulta peligrosa. Antes de mayo de 1814 el cuadro debe ser cambiado una vez más. Se cree que fue el propio Goya quien pintó un retrato del monarca en el óvalo. Al realizarlo con tanta rapidez, el parecido no resultó muy favorable y se encargó a Vicente López que mejorara el retrato de Fernando VII. Vicente López tuvo el retrato durante 3 años,pero por lo menos su arreglo duró hasta 1841.
Durante la regencia de Espartero se sugiere eliminar el retrato de Fernando VII y volver a poner ‘Constitución‘. Unas fuentes indican que este cambio nunca se realizó y que se escribieron las palabras ‘Dos de Mayo‘. Según otros, primero se escribió ‘Libro de la Constitución‘, que se eliminaría en 1872 por ‘Dos de Mayo‘.
De todas formas, sería sólo un cambio más en este cuadro que tantas vicisitudes ha pasado por el cambiante mundo político, al que siempre tenía que agradar.
La «Mariblanca»
Bajando las escaleras podemos ver la famosa estatua de la «Mariblanca«. De hecho es una estatua de la diosa Venus, pero parece ser que nadie sabía muy bien quién era la mujer representada y el pueblo de Madrid comenzó a llamarla la Mariblanca. Primero estuvo colocada en la Puerta del Sol. De hecho si nos fijamos en los azulejos que llevan el nombre de la Plaza veremos una imagen de la estatua. Al ir creciendo la Puerta del Sol, la estatua y su fuente quedó un poco pequeña y se la colocó en el Paseo de Recoletos. Lamentablemente fue dañada por unos vándalos por lo que finalmente se optó por guardarla en la Casa de Villa.
Una de fantasmas
Detrás de la Plaza de la Villa está la calle Sacramento, uno de los sitios elegidos para ubicar una historia de fantasmas del viejo Madrid.
Se cuenta que en el siglo XVIII un joven soldado estaba caminando a lo largo de una calle cuando oyó la voz de una mujer pidiéndole que entrara en su casa. Aunque dubitativo al principio, pensó que sería una tontería desaprovechar la ocasión y decidió visitar a la bella dama.
Tras pasar una velada de amor desenfrenado, al llegar la noche el soldado tuvo que volver a su cuartel. Cuando ya había salido de la casa se percató que había olvidado su espada en el dormitorio de la dama. Volvió al edificio, pero nadie respondió sus llamadas por mucho que insistiera. De repente un hombre se asomó de la casa de al lado. Le comentó que estaba al cargo de la casa y que dejara de arar ese escándalo, ya que nadie le abriría las puertas puesto que la casa llevaba abandonada mucho tiempo. Tras insistir mucho el soldado consiguió convencer al hombre para que le abriera la puerta. Al entrar en la casa el jóven reconoció los objetos que había visto durante su estancia, pero ahora todo estaba sucio y medio roto. Finalmente llegó a lo que había sido su nidito de amor nocturno. La habitación que había visto con preciosos cortinajes, muebles exquisitos y brillantes objetos, estaba casi irreconocible: las cortinas estaban rasgadas y medio caídas, los muebles polvorientos y con las patas rotas. Dentro y apoyada sobre una silla estaba su espada. Parece ser que la cogió y salió huyendo. Todavía le están buscando.
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