Una reina niña
María Luisa Gabriela de Saboya y Borbón-Orleans nació en Turin en 1688 y murió en Madrid
María Luisa Gabriela de Saboya
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en 1714.
Era hija la tercera hija de Victor Amadeo II de Saboya (1666 – 1732) y de Ana de Borbón-Orleans (1666 – 1728). Era sobrina y ahijada de María Luisa de Orleans, la primera mujer de Carlos II.
Siguiendo los dictados de su madre, en un principio Amadeo mantuvo lazos con Francia, pero al pasar el tiempo, el rey francés, Luis XIV no creía poder fiarse de la ayuda del pequeño ducado. Al casar a María Luisa Gabriela con Felipe V, su nieto, quiso asegurarse el apoyo del ducado.
María Luisa Gabriela mostró gran interés por los estudios y la lectura. Parece ser que era una niña alegre y simpática.
Tras unas negociaciones exitosas, el matrimonio por poderes entre Felipe V y María Luisa Gabriela se celebró en 1701. Ella tenía apenas 13 años. Sin embargo era consciente del papel que había de jugar y su comportamiento era el de una joven más madura.
Mientras tanto en Madrid se buscaba al personal que tenía de ocuparse de la reina. Para evitar que los nobles castellanos puedan influir en la joven reina Felipe V, aconsejado por el cardenal Portocarrero, nombró a una dama francesa.
La princesa de los Ursinos
Anne-Marie de la Trémoille, la princesa de los Ursinos, llamada así por su matrimonio con el
La princesa de los Ursinos
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príncipe Flavio Orsino, del que ya era viuda, sería la camarera mayor de la reina. Antigua conocida del cardenal Portocarrero había hecho valer su influencia para obtener el cargo que, por otro lado, podía ser de utilidad para todos ya que ella podía ser un buen nexo de unión entre Francia y España.
La Gran Alianza
Mientras tanto los demás estados europeos tomaron posiciones. En 1701, el mismo año de la boda real, se creó la Gran Alianza que uní a Austria, Holanda, Dinamarca e Inglaterra contra Francia y España. Además Nápoles quería separarse de España.
El matrimonio entre Felipe V y María Luisa Gabriela funcionó bien desde el primer momento. Se querían y dependían el uno del otro. Sin embargo Felipe V decidió ir a Nápoles a enfrentarse a la secesión. Es la primera vez que se tenían que separar y María Luisa Gabriela quedó como regente del país. Tenía sólo 14 años.
La Guerra de Sucesión
Felipe logró una victoria en Nápoles, pero la Gran Alianza declaró la guerra a Francia y España en 1702. Felipe V muestró ya en ese momentos su carácter inestable que le haría pasar de la euforia a la melancolía en breve tiempo. Su abuelo, Luis XIV le obligó prácticamente a ir a Italia donde se unió al ejército francés que luchaba contra los austríacos. Tras participar en varias batallas recibió el sobrenombre de «El Animoso» por su participión activa en las batallas.
Ese mismo año la flota de Inglaterra y Holanda atacó Cádiz, Rota y el Puerto de Santa María, aunque rápidamente decidió retirarse para atacar los barcos españoles que vienían de América con oro. La batalla se produjo en Vigo, consiguiendo los ingleses un gran botín.
El archiduque Carlos
El archiduque Carlos
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En 1703 el pretendiente al trono español era nombrado en Viena Carlos III de España. Viajó a Lisboa para comenzar el asalto a España. El rey de Portugal se había unido a la Gran Alianza al igual que el propio padre de María Luisa Gabriela. Ésta se vió muy afectada por la traición paterna, ya que no quiería romper con su familia, pero mantuvo la lealtad a su marido sobre todo.
Durante este tiempo había aumentado el poder de la princesa de los Ursinos que mantanía a la reina prácticamente aislada, le abría la correspondencia y manejaba la Corte a su antojo. El apoyo que tenía del rey francés, Luis XIV, que usaba sus servicios como espía de la situación española se desvanecieron ante sus tejemanejes. Aprovechando que Felipe V se había ido para comenzar la lucha contra Portugal, Luis XIV mandó el destierro de la princesa de los Ursinos que partió a Toulouse.
Sin el apoyo de la princesa, la reina mantuvo su fuerza y ánimo en cuanto a los temas del estado. Celebraba los éxitos de Felipe V y participaba con el pueblo en todo tipo de festejos.
En 1704 el rey volvió a Madrid. La Alianza había tomado Gibraltar.
Tras mucha insistencia, María Luisa Gabriela consigue que vuelva a ocupar su cargo la princesa de los Ursinos. Durante su ausencia sólamente ha contado con el rey. El matrimonio es un éxito, pero están sólos en la Corte.
El archiduque en Madrid
En 1705 la princesa había vuelto y reorganizó la Corte. Mientras tanto la Alianza había
Victor Amadeo II de Saboya
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conquistado Barcelona que proclamó a Carlos III como rey. Aragón y Valencia secundaron esta opción. Sólo Castilla permaneció fiel a Felipe V que al año siguiente se unió al ejército francés que había enviado Luis XIV para atacar Aragón y Cataluña. El empeño fue un fracaso. De hecho, en junio de ese año hasta Madrid cayó ante las fuerzas de la Alianza y Carlos III fue proclamado rey en la Plaza Mayor.
La reina había huído a Burgos. El pueblo de Madrid no aceptó al nuevo rey y ante las perspectivas de un ataque de Felipe V reforzado con más soldados frances, Carlos decidió abandonar la ciudad.
Como Mariana de Neoburgo había apoyado el nombramiento de Carlos III fue inmediatamente desterrada por Felipe V a Bayona.
En octubre Felipe V y María Luisa Gabriela volvieron a Madrid donde fueron recibidos con gran entusiasmo.
En 1707 soldados franceses y españoles derrotaron en Almansa al ejército del archiduque Carlos. Ese mismo año nació el esperado primer hijo de los reyes, sería el futuro Luis I apodado «El Bien Amado» por lo mucho que se había esperado su nacimiento. Se descubrió que la reina padecía tuberculosis.
Vuelve el archiduque
Los siguientes años fueron complicados, Luis XIV estaba pensando en abandonar el apoyo a
Ana de Orleans
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España siguiendo las peticiones de su pueblo que estaba cansado de la guerra. El Papa Clemente IX reconoció al archiduque como rey de España. La reina tuvo a su segundo hijo, Felipe Manuel, que murió a los seis días.
En 1710 el ejército del archiduque venció al ejército hispano-francés en Zaragoza. Volvió a entrar en Madrid, donde el recibimiento fue todavía más frío que en su primera venida. La reina huyó a Vitoria. Su estado de salud había empeorado mucho. Se le habían inflamado los ganglios del cuello que le deformaban la cara. En diciembre Felipe V recuperó la capital y aniquiló al ejército enemigo en Brihuega y Villaviciosa.
En vez de rey, emperador
En 1711 la historia tomó un giro inesperado. En Francia había muerto por la viruela el padre de Felipe V, Luis de Borbón, heredero de la corona de Francia. También muerió su esposa, Adelaida de Saboya, hermana de María Luisa Gabriela, y el hijo de ambos.
En Viena había muerto el emperador José I también de viruela. Tenía 32 años. Esto significaba que el archiduque Carlos sería proclamdo emperador Carlos VI de Alemania. Así tuvo que abandonar el empeño de ser rey de España y abandonó Cataluña, aunque dejó como regente a su mujer, Isabel Cristina de Brunswick, pero su «reinado» estaba ya expirando.
Ante esta nueva situación, Inglaterra prefierió negociar con España antes que apoyar una
María Luisa Gabriela
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nueva unión de Alemania y España bajo el mando del nuevo emperador. Pidió la cesión de Gibraltar y Menorca yprivilegios en el comercio con las Indias a cambio de reconocer a Felipe V como rey de España.
Una reina enferma
María Luisa Gabriela pasó una mala época en cuanto a sus problemas de salud. Estaba débil y en más de un momento se temió por su vida. Sin embargo se recuperaba e, incluso, dió a luz a su tercer hijo, Felipe Pedro. Este moriría a los siete años.
Durante estos años de guerras, huída y regresos, María Luisa Gabriela había tenido que vivir en lugares insuficientemente preparados para alojar a nadie. Habitaciones con humedades, falta de comida, falta de medios para renovar el vestuario…… Muchos visitantes a la Corte se asustaban al ver el estado en que vivía la familia real española. Todos estos avatares hicieron que su salud se resientiera todavía más ya que ni siquiera pudo contar con médicos buenos que la atiendieran.
En 1713 dió a luz a su cuarto hijo, Fernando. El parto aceleró el empeoramiento del estado
Felipe V
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de la reina. Erróneamente los médicos la mantuvieron encerrada en su dormitorio durante seis meses ya que decían que el aire fresco podía enfriarla. Recordemos que tenía tuberculosis, con lo cual el remedio fue, evidentemente, lo peor para esta enfermedad. Finalmente María Luisa Gabriela murió el 14 de febrero de 1714 a los 24 años.
Fue una niña que supo ser reina. Tomó las riendas del gobierno mientras su marido participaba en la batallas. No se amedentró ante la adversidad. Supo ganarse al pueblo y vivió pendiente de su familia. Su recuerdo perduró durante muchos años en la memoria de los madrileños.
Fuentes:
Reinas de España, autora María José Rubio, La esfera de los libros, 2009
Este artículo fue escrito hace más de 5 años, por lo que los datos pueden estar desactualizados.