Dentro del complejo mundo del Romanticismo hay dos puntos clave. Su origen teórico parte de Alemania. Tuvo sus primeras muestras en la literatura y en el estudio de las obras de arte de la Edad Media que habría de ser el ideal artístico. El segundo punto clave es que es el movimiento pictórico que da personalidad propia al paisaje, que pasa de ser ‘fondo’ de la obra a motivo principal de la misma. El paisaje es el género romántico básico y recoge por tanto todas las novedades del mismo.
El pintor romántico ve la naturaleza desde el punto de vista del ser humano, se extasía ante la belleza de ella y esta belleza le llevará al mundo sublime, divino. El paisaje representa un estado de ánimo y el hombre es un ser indefenso y diminuto en él.
Es también en este momento en que el artista sale del estudio o taller para pintar en la misma naturaleza. Este hecho hace que haya tantos dibujos, ya que no era fácil entonces pintar con óleo o acuarela al aire libre.
El Romanticismo da un gran valor al indivíduo y es por esto que encontramos también tantos estilos diferentes entre los artistas de la época, es su individualidad la que importa.
También cabe reseñar que es un movimiento ‘nacional’ donde el artista quiere mostrar su amor por la patria, su ciudad o región.
El paisaje romántico alemán se centró en dos ciudades hacia comienzos del siglo XVIII: Munich (Baviera) y Dresde (Sajonia) cada una con sus características propias.
La escuela de Munich fue fundada en 1808. Tenía una cátedra de paisaje a cargo de Johann Georg von Dillis. Partía de una concepción clásica del paisaje evolucionando rápidamente hacia el paisaje romántico. Defendió la pintura al aire libre, dió gran importancia a la luz y al color en el dibujo. El apunte se realizaba al natural a lápiz o pluma para posteriormente terminar en el estudio la obra a acuarela. Sus principios pictóricos sentarán las bases de la escuela de Munich.
La escuela de Dresde se caracteriza por el carácter espiritual de sus obras influídas por el protestantismo. Adrian Zingg fue el precursor de esta escuela. Captó sobre todo los paisajes locales llenos de sensibilidad y espiritualidad. Esta escuela utilizó los colores sepia y dió gran importancia a la luz. Caspar David Friedrich será el máximo representante de esta escuela con el que el paisaje llegará a su máximo misticismo.
La más antigua escuela sería la de Berlin y su máximo exponente Friedrich Schinkel, aunque sería Carl Blechen el que diera relevancia al paisaje. Característica de la escuela de Berlin es su apego a la realidad. Blenchen dió gran importancia tanto al realismo como a la luz. Entre sus cuadros encontramos representaciones de ruinas góticas, otra de las características de la pintura romántica que quiere reflejar en las ruinas el paso del tiempo.
La exposición ‘Los espejos del alma. Paisaje alemán en el Romanticismo’ ha podido visitarse desde dociembre 2012 hasta marzo 2013 en el Museo del Romanticismo. Muestra veinte dibujos y acuarelas todas procedentes del Museum Kunstpalast de Duesseldorf. La exposición fue comisariada por Asunción Cardona Suanzes, directora del Museo Romántico y Gunda Luyken, conservadora jefe del departamento de dibujos y grabados del Museum Kunstpalast de Duesseldorf.
Fotografías: Rafael Castañeda Fotografía
Fuentes: Los espejos del alma. Paisaje alemán en el Romanticismo. VV.AA. Museo del Romanticismo. 2013
Meyers Konversationslexikon online. Verlag des Bibliographischen Instituts, Leipzig und Wien, Vierte Auflage, 1885-1892
‘Vista sobre Adolfseck en el Rheingau’ (1788) de Johan Georg von Dillis (1759-1841); pluma, acuarela, grafito y tinta china sobre papel; 27,1 x 36,1cm
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‘Jinete y campesina en un paisaje con lago’ (1826) de Wilhelm Alexander Wolfgang von Kobell (1766-1855); acuarela sobre papel; 25,5 x 21,8cm
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‘En la dehesa de Ostra’ de Adrian Zingg (1734-1816); pluma y acuarela sobre papel verjurado; 33,2×23,6cm
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‘Casa de labranza a los pies de un monte’ (1799) de Caspar David Friedrich (1774-1840); pluma, aguada y grafito sobre papel verjurado; 23x19cm
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‘El valle del Inn, cerca de Brennbichl’ (hacia 1854) de Carl Gustav Carus (1789-1869); grafito con realce de pigmento blanco sobre papel verde azulado; 22x30cm
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‘Montículo de tierra’ de Ernst Ferdinand Oehme (1797-1855); acuarela y grafito sobre papel; 13,4×19,7cm
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‘Canción del atardecer’ (1871) de Adrian Ludwig Richter (1803-1884); pluma, acuarela; 17,7×27,8cm
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‘Vista sobre el Elba a través de una ventana de la ruina de Schreckenstein’ (1840) de Elise Concordia Crola (1809-1878); acuarela y grafito sobre papel; 35,2×23,1cm
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‘Iglesia gótica en ruinas’ (1829-1831) de Carl Blechen (1798-1840); acuarela y grafito, realces con pigmento blanco sobre papel ahuesado; 41,8×34,8cm
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‘Vista de Subiaco con campesinas’ (1821) de Franz Theobald Horny (1798-1824); pluma y acuarela a dos tintas, grafito sobre papel ahuesado; 22,6×26,2cm
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‘Paisaje cerca de Ariccia’ (1820) de Johann Anton Alban Ramboux (1790-1866); grafito sobre papel; 21,9×30,6cm
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‘Paisaje heróico con campesinas junto a una fuente’ (1847) de Heinrich Dreber (1822-1875); acuarelas y grafito sobre papel; 28×37,8cm
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‘Estudio de torrente glaciar’ (1822) de Ernst Fries (1801-1833); acuarela, tiza y realces con pigmento blanco sobre papel azul; 36,6×41,3cm
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‘Junto al puente Salario’ (1820) de Johan Christoph Erhard (1795-1822); acuarela y grafito sobre papel; 14×20,5cm
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‘Paisaje del Harz con soldadesca y una aldea en llamas’ (1876) de Carl Friedrich Lessing (1808-1880); pluma y acuarela con realces de pigmento blanco; 39,5 x 54cm
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‘Ruinas de la caltedral de Altenberg desde el suroeste a la luz de la luna’ (1878) de Caspar Johann Nepomuk Scheuren (1810-1887); pluma, acuarela, temple; 41,8 x 56,4cm
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‘Tristan y Kaedin acechan a escondidas el paseo de Isolda’ (1843) de Wilhelm Camphausen (1818-1885); acuarela y grafito, realces con pigmento blanco sobre papel grisáceo; 46,4 53,5cm
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‘Ermita’ de Andreas Achenbach (1815-1910); acuarela y grafito sobre papel verjurado; 20,9 x 42,5cm
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‘Paisaje italiano’ (1848) de Oswald Achenbach (1827-1905); pluma y aguada, tinta negra y pigmentos de color sobre papel ahuesado; 24,7 x 35cm
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‘Pared con rico portal’ (1853) de Adolph Friedrich Erdmann von Menzel (1815-1905); acuarela, temple; 20,5 x 27,5cm
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