Infancia nómada
Juana de Castilla nació en 1479. Ese mismo año había muerto su abuelo Juan II, rey de Aragón, por lo que le pusieron su nombre. Sus padre, Isabel y Fernando, los Reyes Católicos habían visto terminar la guerra de sucesión por el trono provocada por los partidarios de Isabel y de Juana la Beltraneja terminando también con los enfrentamientos con Portugal. Se convocaron Cortes en Toledo, en el Consejo Real se dió primacía a los letrados frente a los nobles. Se instauró una Inquisición al margen del poder epicospal. Se reafirmó así el poder, tanto político como religioso, de los Reyes. Quedaba librar Granada para completar la Reconquista.
Juana nació en una Corte nómada. Los reyes, tanto juntos, como por separado iban a
Juana la Loca por Juan de Flanes (hacia 1500)
|
distintas ciudades según las necesidades políticas del momento. Es de presuponer, por tanto, que sus hijos no conocieron un hogar estable ni veían tampoco demasiado a sus padres, ocupados en reinar.
Isabel la Católica se preocupó desde un principio que sus hijos recibieran todos una esmerada educación. Podían contarse entre los príncipes con más sólida formación humanística de su tiempo. Don Juan era el heredero de la corona y en el futuro debería regir los destinos de España. Las demás hijas serían reinas de otros países y tenían que poseer los conocimientos necesarios para enfrentarse a ese papel.
Juana tuvo como preceptor al humanista Alejandro Geraldino. Aprendió latín, historia, geografía, etc. y tenía habilidades musicales que mostraba tocando, entre otros, el clavicordio.
Matrimonios ventajosos
A partir del descubrimiento de América en 1492, los Reyes Católicos persiguieron una expansión de sus reinos. Este aumento en su poder traería consigo, antes o después, un enfrentamiento con Francia. Una de las formas de superar este peligro eran las alianzas matrimoniales con las monarquías de Occidente. Había que rodear a Francia con reinos afines y una forma de lograrlo era a través de matrimonios.
Entra la Casa de Austria en España
Una de la primeras alianzas que se realizó a través de este sistema fue con los Países Bajos: el heredero Don Juan se casaría con Margarita de Austria y Juana con Felipe el Hermoso, conde de Flandes. Margarita y Felipe eran hijos del emperador Maximiliano I y así se formalizó la alianza con la Casa de Austria. El resultado final fue el reinado de los Austrias en España sustituyendo el linaje de los Trastámara
Con este doble enlace se aislaba Francia en Europa Occidental. Los Países Bajos eran un
Felipe el Hermoso (anónimo)
|
territorio de importancia estratégica a nivel geográfico y en la que muchos castellanos ocupaban posiciones importantes en el comercio de la lana y el vino. Las relaciones mercantiles con Flandes databan desde hacía más de cien años. La alianza con Inglaterra sería a través de la boda de Catalina con Enrique VIII.
Los Países Bajos carecían de unidad territorial, tenían lenguas distintas pero fuertes lazos económicos . La burguesía imponía su alto estilo de vida bastante más liberal que el español. La corte no le iba a la zaga y era conocida por su lujo, su ceremonial y las constantes fiestas y banquetes. También cabe destacar el alto nivel de las artes, destacando los pintores flamencos y figuras de las letras como Erasmo de Rotterdam. Este era el ambiente al que iba a llegar Juana en 1496 con apenas 17 años.
El recibimiento
Tras varios días de viaje en barco con parada en Inglaterra Juana llegó a los Países Bajos, pero su futuro marido no se molesto en ir a recibirla. El séquito que la recibió la acompañó hasta el lugar donde le esperaba Felipe el Hermoso. Tardaron un mes en llegar. Por fin, el encuentro se produjo en octubre en Lierre. Parece ser que ambos se gustaron tanto desde el primer momento que hicieron que un sacerdote les casara ahí mismo para poder consumar la unión. Para Juana sería su primer amor, Felipe ya había tenido sus aventuras en este terreno y posiblemente todo no fuera más que una forma de dar vía libre a su instinto sexual.
La vida diaria
Pasados los primeros días de pasión Felipe el Hermoso comenzó a aburrirse. Juana era demasiado acaparadora con su marido y no caía bien a sus nuevos súbditos. Además no recibía el trato que había de dársele como hija de los Reyes Católicos. Para empezar el cortejo que la acompañaba no recibió sus asignaciones y eran tratados con desprecio por la Corte flamenca, igual como pasaba con Juana. Los consejeros de Felipe el Hermoso la relegaron a segundo plano y no le dejaban decidir ni acerca de su servidumbre ni el gobierno de su casa. La falta de autonomía económica tuvo como consecuencia una falta de autoridad, No podía pagar a sus acompañantes, ni casar a sus damas con hombres de abolengo.
Felipe el Hermoso y Juana en los jardines del castillo de Bruselas por el Maestro de Affligem (finales siglo XV)
|
En 1498 Juana dió a luz a la primera de sus hijas, Leonor. Dos años después nació Carlos, el futuro emperador Carlos V de Alemania y I de España. Si una de las funciones de las reinas era dar herederos al trono, Juana cumplió con creces. Parece ser que tenía una gran facilidad no sólo para quedarse embarazada, sino para dar a luz. De hecho, Carlos nació durante una fiesta y casi no le dió ni tiempo de retirarse de la misma.
Muertes y un trono
Mientras tanto las cosas en España estaban cambiando rápidamente. El heredero, Juan, falleció a las pocas semanas de haberse casado con Margarita de Austria. Ella estaba esperando un hijo que sería el futuro rey, pero el niño nació muerto.
Por otro lado, la hija mayor de los reyes, Isabel, casada con el rey Manuel de Portugal, también había muerto. Sólo quedaba su hijo, Manuel que fue criado por los Reyes Católicos con gran esmero. Pero también este niño falleció y así la corona de España pasaba a Juana.
Felipe el Hermoso y Juana de Castilla eran ahora los Príncipes de Asturias. Sobre todo para Felipe fue un momento emocionante. Ya se veía reinando en España. Admiraba profundamente a Francia y quiso pactar con el rey francés, Luis XII, una boda entre la hija de éste y su hijo Carlos, Pero Juana se opuso. No podía concebir una boda entre un hijo suyo y un descendiente de los eternos enemigos de España.
Era el año 1500 y los nuevos Príncipes debían ponerse en ruta hacia España para ser proclamados por las Cortes. Juana dió a luz antes a su tercera hija, Isabel.
Felipe regresa a Flandes y Juana da a luz
Dos años después los Príncipes verían cumplido su deseo y se procedió a la jura de la nueva Princesa de Asturias en Toledo. Nueve meses después nació el cuarto hijo de la pareja, Fernando. Pero para entonces Felipe había vuelto ya a los Países Bajos. No quiso esperar al parto de su mujer y además regresó atravesando Francia, en ese momento país enemigo puesto que estaba en disputa con España por Nápoles.
Juana se quedó en España desesperada por no tener a Felipe a su lado. Además sus tres hijos se habían quedado en Flandes. La dependencia de su marido era enfermiza. No sólo sufría unos celos exagerados, aunque no infundados, sino que también dependía sexualmente de él. Aunque los Reyes Católicos trataron de que se quedara en España, intentó escaparse y finalmente embarcó hacia Flandes dejando a su hijo Fernando con los abuelos. Era ya el año 1504.
Juana, reina de Castilla
Un testamento complicado
A finales de ese mismo año murio Isabel la Católica. Juana era ya Reina de Castilla. Pero no
Doña Juana la Loca velando el cadaver de Felipe el Hermoso por Francisco Pradilla (1877)
|
le importaba reinar, sólo estaba pendiente de lo que hacía su marido. Felipe, por su lado, quería ser más que rey consorte. Todo esto se veía dificultado por el testamento de Isabel la Católica, que desconfiaba tanto de la salud mental de su hija como de la lealtad de su yerno. En él especificaba que si Juana no era capaz de reinar lo debía hacer Fernando el Católico en su nombre hasta que el nieto Carlos tuviera veinte años.
Fernando el Católico se casa con una francesa
Felipe estaba más que enfadado. Se negó a que Carlos fuera educado en España. Además ya no podía contar con Francia, porque Fernando el Católico y el rey de Francia se habían aliado gracias a la boda de Fernando con Germana de Foix, sobrina del rey francés. Fue una buena época para Fernando. Las Cortes castellanas le habían reconocido como Gobernador de Castilla. Había ganado a los franceses y dominaba ya Nápoles. Le faltaba conseguir apoyo de su yerno Felipe para que Juana se doblegase ante esta situación, ya que ella era realmente la reina de Castilla. Si Juana reinaba en Castilla, Fernando perdería las suculentas rentas que necesitaba para seguir son su plan de conquistas.
Ni loca ni cuerda
Fueron tiempos problemáticos. Por un lado Felipe había fomentado la idea de que Juana estaba trastornada. Si eso era verdad, Fernando gobernaría Castilla y no él. Quería ahora demostrar lo contrario, que Juana estaba bien y que, además, quería que gobernase Felipe.
Atrajo hacia su posible reinado a muchos nobles que no estaban contentos con la forma de gobernar de mano dura de Fernando. La promesa de futuros favores que les dio Felipe le hacía cada vez más atractivo ante sus ojos. Finalmente Fernando optó por retirarse a Aragón. Como compensación obtuvo ventajas económicas sobre el erario de Castilla y el puesto de Maestre de las tres órdenes militares castellanas de Santiago, Alcántara y Calatrava.
Y mientras tanto Juana veía cómo su marido y su padre se disputaban un reino que era suyo. Además, una vez obtenido el título, cabía la posibilidad que Felipe la hiciera encerrar en alguno de los castillos con la excusa de sus desvaríos. Pero la Historia toma a veces caminos insospechados. El 6 de septiembre de 1506 los nuevos reyes de Castilla entraron triunfales en Burgos. 18 días después moría Felipe el Hermoso.
Juana enloquece
Felipe el Hermoso fue enterrado en la Cartuja de Miraflores, pero después Juana recordó
La demencia de doña Juana por Lorenzo Valles (1866)
|
que quería ser enterrado en Granada. Hizo que fuera desenterrado para llevarlo allí. Viajó por los caminos de Castilla la Vieja desde Burgos hasta Tordesillas siempre acompañada por el férretro del muerto. Sobre todo de este hecho partió la idea de que Juana estaba ‘loca’. No dejaba que ninguna mujer se acercase al féretro. De hecho, queriendo parar una noche durante el trayecto, se acercaron a un convento. Al ver que era de monjas, Juana prefirió que se acampara al aire libre. No fuera que alguna monja le quisiera robar el marido.
Encierro en Tordesillas
Estando en Torquemada Juana dió a luz a su hija Catalina. En agosto de 1507 Fernando y su hija se encontraron en Tórtolas. Juana no quería que la corte se instalara en Burgos porque Felipe había muerto allí. Se quedó en Arcos más de un año y su salud mental estaba cada vez más deteriorada. Dejó de lavarse, no se cambiaba la ropa y hasta dormía en el suelo. Mientras tanto Fernando recibió noticias de que existía la posibilidad de un posible rapto de Juana por parte del partido filipino. Eso hizo que la trasladasen a Tordesillas que era un lugar más seguro. Y ahí llegó Juana siempre acompañada del féretro de Felipe. Ella pasó a vivir en el palacio y el féretro se llevó al convento de Santa Clara. Juana estaba al cuidado de un tal Mosén Ferrer que parece ser la tenía prácticamente aislada del mundo. Sólo contaba con la compañía de su hija Catalina.
Que Juana no estaba bien quedaba claro. Ahora a su celos excesivos que trastornaban su vida diaria se añadió una profunda depresión por la muerte de su esposo. Para evitar el caos en el reino, ya que Fernando el Católico tardaría en regresar, el Condestable de Castilla, el duque de Nájera y el cardenal Cisneros constituyeron un triunverato que se conoció como la primera regencia de Cisneros. Fueron momentos muy complicados. Por un lado los seguidores de Felipe el Hermoso, los filipinos, amenazaron con secuestrar al infante Fernando. Parte de la nobleza se levantó en armas. El duque de Medina Sidonia reclamó Gibraltar como suya, el conde de Lemos se apoderó de Ponferrada y la marquesa de Moya del alcázar de Segovia. Como remate hubo varios años de malas cosechas, después unas lluvias torrenciales seguidas por una sequía. No había comida.
Ni padre, ni marido, ni hijo
Germana de Foix, anónimo (siglo XVI)
|
Mientras tanto los ejércitos castellanos se desplegaron por el norte de África tomando Orán, Trípoli y Argel. Fernando invadió Navarra. Hasta la muerte de éste, acaecida en 1513 visitó a Juana por lo menos 3 veces. También su esposa, Germana de Foix la visitó en varias ocasiones.
Cisneros regente
Fernando dejó a Juana como heredera universal de sus Reinos. Por parte de su madre había recibido el reino de Castilla, las colonias de América y el norte de África y de su padre los reinos de Aragón, Navarra, Nápoles y Scilia. Nada más morir Fernando, el pueblo de Tordesillas asaltó el palacio de Juana y expulsó a mosén Ferrer. Querían liberarla y que reinara. Pero no podía ser. Durante un tiempo se le ocultó la muerte de su padre, posiblemente para mantenerla en su aislamiento. Cuando se enteró quiso saber en manos de quién estaba el gobierno. El que fuera el Cardenal Cisneros consiguió su aprobación. Además era regente en ausencia de Carlos I que a sus 16 años quería ya ocupar el trono de España y gobernar ‘junto’ a su madre y no ser sólo regente. Una fórmula completamente nueva, madre e hijo como reyes de un país. Parece como si nadie hubiera querido decir en voz alta que Juana estaba incapacitada o, si no lo estaba, que se evitase saber lo que realmente estaba pasando. Además el infante Fernando, al haberse criado en Castilla, podía suponer un oponente peligroso si quisiera él mismo ser regente.
Durante los largos años de encierro de Juana hubo momento malos y peores y pocos buenos. Quizas los unicos momentos de consuelo fueron aquellos que pasó junto a su hija Catalina hasta que, en 1525, fue enviada a Portugal para convertirse en reina del país vecino.
Descontento entre los nobles
Carlos I encargó el cuidado de su madre al marqués de Denia, Bernardo de Sandoval y Rojas padre del futuro duque de Lerma. En cuanto a sus cuidados hay versiones de todo tipo. Unos opinan que mantenía a Juana como prisionera para seguir con el favor real, otros que realmente estaba preocupado por su estado de salud e intentaba ocultar la gravedad del mismo al pueblo. El aislamiento de Juana era una grave cuestión de Estado.
Levantamiento de los comuneros
Al llegar Carlos I al poder, las ciudades que controlaban las Cortes de Castilla se sintieron
Carlos I por Bernard van Orley (posterior a 1515)
|
ofendidas por los altos cargos que fueron otorgados a ministros flamencos. Además, al ser nombrado el rey emperador los nobles pensaron que las cuestiones españolas iban a quedar en segundo lugar. Cuando Carlos I convocó las Cortes en 1520 en Galicia quedó patente el descontento y los procuradores se negaban a conceder los servicios que el rey pedía. Finalmente obtuvo el beneplácito por una minoria y Castilla se levantó en armas contra el rey. Mientras, Carlos I viajaba a su imperio para ser coronado emperador.
Juana, libre y prisionera otra vez
Los cabecillas del levantamiento fueron Juan Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado. Se presentaron ante la reina Juana. No querían derrocar a la monarquía, sino sustituir un mal rey por un buen rey. Fernando, el otro hijo de Juana había sido enviado fuera de España por Carlos I, así que todos se volvieron hacia la reina que para muchos no estaba loca sino que era una cautiva en Tordesillas. Durante dos meses la Junta comunera gobernó apoyándose en Juana y echando al marqués de Denia del palacio. Parece ser que, por lo menos aparentemente, se produjo una mejoría en el estado de la reina que volvió a cuidar de su aspecto y de sus aposentos. Sin embargo no se decidió a gobernar ni a firmar los acuerdos de la Junta, dejando a la misma sin el apoyo necesario. Un problema básico de los comuneros fue su falta de estrategia y poderío militar y finalmente Tordesillas volvió a caer en manos de los defensores de Carlos I y Juana volvió a su cautiverio con el marqués de Denia.
Durante la época de su reinado Carlos I visitó a su madre por lo menos doce veces en Tordesillas.
Cautiva más de treinta años
Desde que Carolina fue a Portugal para convertirse en reina del país Juana vivió en
La reina doña Juana la Loca, recluida en Tordesillas con su hija, la infanta doña Catalina por Francisco Pradilla ( 1906)
|
Tordesillas durante treinta años más. Para ocuparse de los quehaceres diarios, de su salud y seguridad contaba con unas 300 personas. Comenzó a decirse que estaba endemoniada porque mostraba una total indiferencia religiosa y se envió al jesuita Francisco de Borja a que la visitara. Este llegó a la conclusión de que la reina no había recibido el tratamiento adecuado a su enfermedad. A partir de ese momento parece que el trato que recibió la reina fue más humano. Debido a una caída perdió Juana la movilidad en las piernas y pasó los últimos tiempos de su vida en cama, sin poder moverse. La parálisis le provocó llagas y úlceras que terminaron en grangena que le invadió todo el cuerpo. Sufrió dolores terribles.
Falleció el 12 de abril de 1555.
Fotografías: Wikipedia
Bibliografía: ‘Juana la Loca’, autor: Fernández Álvarez, Manuel. Espasa Libros, S.L.U., 2010
‘El trágico destino de los hijos de los reyes Católicos’, autora: Márquez de la Plata, Vicenta; Santillana Edicioes, 2014
‘Reinas de España. Las Austrias’, autora: Rubio, María José; Esfera de los Libros, 2010
Este artículo fue escrito hace más de 5 años, por lo que los datos pueden estar desactualizados.