Alfonso Sánchez-Pardo Alonso nació en Madrid, en Chamberí, en 1948. Estudió en la Academia de Bellas Artes y fue asíduo del Círculo de Bellas Artes durante algún tiempo.
Desde muy pequeño tuvo claro que lo suyo era la pintura. Comenzó pintando con acuarela impulsado por los profesores que tuvo, que vieron su habilidad, sobre todo, para las transparencias, para el paso de unos colores a otros.
Ha participado en múltiples exposiciones, tanto individuales como colectivas desde 1971. Acaba de obtener su último premio, la medalla de plata de la Academia Europea de las Artes en Bélgica en 2010. Suma así un galardón más al extenso número de premios obtenidos a lo largo de su carrera.
Libros y manchas
Para Spardo, como firma Alfonso sus cuadros, la inspiración le surge en el momento de pintar. La particularidad de su arte es su inspiración que encuentra en los libros. Ha realizado cuadros inspirado en la lectura de obras de Cervantes, Goethe (Fausto), el Poemario de Quevedo, las poesías de Machado, García Lorca (Romancero Gitano) o Julio Caro Baroja (las brujas y su mundo).
Su técnica es muy personal y hace que sus cuadros guarden un estilo propio e inconfundible. Spardo comienza con un papel en blanco en el que va pintando manchas, dejándose llevar por el subconsciente. Dice que «surgen los fantasmas que tienes en la cabeza y así puedes interpretar las manchas que surgen del pincel». En las manchas van apareciendo paisajes o figuras que luego desarrollará. Realiza multitud de bosquejos y elige después aquellos que más se adaptan a lo que quiere expresar. A veces son incluso partes de estos primeros trabajos.
Manchas y nuevas tecnologías
Una vez elegido el bosquejo que va a utilizar, Spardo utiliza las nuevas tecnologías: escanea el bosquejo y con programas informáticos cambia colores, da profundidad, etc. En vez de realizar diferentes bocetos hasta llegar al resultado final, sustituye esos pasos por el trabajo en el ordenador. Posteriormente, una vez elegido lo que será el futuro cuadro, deja imprimir el cuadro sobre tela. Y ahora es cuando comienza su interpretación. Sobre esta tela impresa resalta, desdibuja, pone o quita color hasta llegar al cuadro final.
Dice Alfonso Sánchez-Pardo que todos los pintores parten de una mancha que luego irá convirtiéndose en un cuadro abstracto o realista, pero el punto de partida es el mismo. «Primero es la mancha, luego el pintor juega con los colores y va apareciendo el cuadro.» En su caso quiere huir del realismo. «Desdibujando la idea que tengo llego a la abstracción». El nos presenta lo que le sugiere una lectura, nos cuenta una historia distinta en cada cuadro, pero es el observador, o lector del cuadro, el que tiene que interpretar esa historia. El pintor adapta el título al cuadro, ya que son abstracciones y no quiere caer en el realismo. Spardo en sus cuadros sugiere con sus formas y colores, pero quiere dejar total libertad para que cada cual vea en su obra lo que su propia experiencia le aporte.
Influencias
Entre los pintores que más le han influído están Goya, van Gogh, Picasso u Orlando Pelayo. Sus cuadros han pasado por distintas etapas, según su propio estado anímico que, a veces, le ha llevado a reflejar un pesimismo angustiado o una explosión de vida. Así hay toda una serie que nos recuerda mucho al Goya más oscuro de las pinturas negras, mientras que otros cuadros contienen los vivos colores del impresionista van Gogh.
En cuanto a las lecturas que más le inspiran son las de los clásicos españoles. Curiosamente, la música no le llena de la misma manera, le sirve simplemente como acompañamiento a la hora de pintar. Es la palabra escrita la que le lleva a plasmar sus sensaciones en el lienzo.
Proyectos
Actualmente pinta, sobre todo, con acrílico y óleo. El acrílico muy aguado se parece más a la acuarela. Permite además un secado rápido y el poder continuar con la obra. El óleo, por su lado, permite realizar las veladuras, apareciendo los colores más transparentes.
Spardo está realizando actualmente una serie de cuadros inspirados en el Poemario de Quevedo, que más adelante serán, probablemente, centro de una exposición. La mayoría de sus cuadros son de formato grande.
Comenta que está llegando actualmente a una visión más geométrica que da más profundidad al cuadro. «No tiene explicación, pero parece que al final todos los pintores terminamos cayendo en la geometría.»
Aparte de dedicarse a sus cuadros, Alfonso Sánchez-Pardo tiene un taller de pintura en el que imparte clases, actividad a la que dedica muchas horas al día.
Durante una época de su vida, Spardo «no tenía nada que contar» y estuvo dedicado a la ilustración en periódicos y a la publicidad. De hecho, no sabe si más adelante volverá al dibujo y, quizás, a incluir detalles más realistas en sus cuadros. Pero eso el tiempo lo dirá……
«Ulises Caval» – temas policíacos, 1990 |
El Mundo del Cine, Diario 16, 1992 |
Cuento infantil «La sombra del castillo», 1997 |
Sobre «El Fausto» de Goethe, 2000 |
El sueño, algo mejor que lo soñado, 2007 |
El amante imaginario, 2006 |
Quevedo I, 2010 |
Quevedo II, 2010 |
Este artículo fue escrito hace más de 5 años, por lo que los datos pueden estar desactualizados.