En la época de Felipe II la zona alrededor de la calle Almagro eran tierras de cultivo. Al contar Madrid con muchos ríos subterráneos, era esta zona especialmente fructífera. Eran las afueras de la ciudad.
Diego de Almagro
La calle Almagro recibe su nombre de Diego de Almagro, que acompañó a Francisco Pizarro en la conquista del Perú. Ambos se disputaron la posesión de la ciudad de Cuzco, terminando la lucha cuando Almagro fue hecho prisionero y ajusticiado. Su hijo se vengó, ya que sus capitanes mataron a Pizarro. Finalmente también este fue vencido por el ejército del rey y decapitado cuatro años después de la muerte de su padre.
De tierra de cultivo a zona residencial
Toda la zona pertenecía a un noble que dividió el terreno dejando una parte al rey y la otra a un amigo suyo. Durante un tiempo se pensó en utilizar esta zona como zona de abastecimiento para la corte, pero finalmente la idea se desechó y el desarrollo tomó otro rumbo.
En el siglo XIX se establecieron una serie de empresas de ladrillo en este área y, sobre todo la parte superior comenzó a ser utilizada para la construcción de viviendas de personas pertecientes a las clases altas.
Al mismo tiempo, en la parte inferior, desde Almagro hasta el Paseo de la Castellana, una serie de nobles comenzaron a edificar sus palacetes. Tenemos que recordar que entonces todavía se pensaba que el trabajo envilecía a las personas y que su única actividad debía de ser la beneficiencia. Así también construyeron hospitales y conventos destinados a dar cobijo a los pobres. Algunos de estos todavía existen y siguen con su labor social.
Cambio de clase social
A medida que pasaba el tiempo, otro grupo social fue uniéndose a los nobles, los ricos comerciantes. La parte superior fue ocupada entonces por gente del campo, con menos ingresos que sus antecesores, y que venía a la capital buscando mejorar sus condiciones de vida. Poco a poco la división entre ambas zonas se fue haciendo más evidente.
Muchos de los edificios fueron abandonados por sus dueños durante la Guerra Civil. Otros fueron destruídos. Sin embargo la zona sigue siendo una de las más elegantes de Madrid con edificios grandes en calles silenciosas.
Había en esta parte una serie de avenidas con nombres curiosos, Paseo del Huevo, del Cisne o el Paseo Novelesco.
Al lado del Paseo del Huevo estuvo el primer hipódromo de Madrid, que se construyó en 1846, pero sólo duró dos años, ya que no parece que tuviera mucho éxito.
Hoteles y embajadas
Actualmente los palacios están ocupados por embajadas, hoteles o edificos oficiales.Aunque no es una zona turística, sí que merece la pena darse un paseo por sus calles y admirar las construcciones. Nos da una idea de cómo vivían las personas adineradas en los siglos XIX y XX.
En esta zona se encuentra el Museo Sorolla ubicado en lo que era la casa del pintor. Es un buen ejemplo de lo que eran este tipo de viviendas.
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