Una calle principal
Desde la Puerta del Sol podemos dirigirnos hacia el Palacio Real por la calle Mayor.
Era la calle más importante en la época de los Austrias. Va directamente desde la Puerta del Sol a la Cuesta de Vega y, aunque la ruta no ha cambiado, sí lo ha hecho el nombre de la calle. Al comienzo, sólo el principio de la calle era la calle Mayor, la segunda parte se llamaba Puerta de Guadalajara, la siguiente calle Platerías y la última calle de la Almudena.
En la calle Mayor muchos artesanos abrieron sus tiendas y había todo tipo de actividades. Estaban los joyeros, los pañeros o los roperos. Estos artesanos se preocupaban muy mucho de que no hubiera demasiados de cada gremio, de forma que no era tarea fácil entrar a formar parte de ellos.
En esta calle se encontraba el convento de San Felipe el Real, donde se encontraba uno de los más famosos «mentideros» de la villa, donde las gentes se reunían a cotillear del ajeno, cosa que les entretenía muchísimo. Como podemos ver, poco hemos cambiado.
Cerca de la Puerta del Sol, a la dercha, el primer sitio que merece la pena visitar es la pastelería de El Riojano. Sus productos se hacen diariamente y tienen un precioso salón de té en la parte posterior.
A la izquierda veremos la Casa de la Villa ubicada en una plaza con una estatua dedicada a Alvaro de Baztán, héroe de la Batalla de Lepanto. La obra es de Mariano Benllure y data del siglo XIX. La plaza lleva el nombre de Plaza de la Villa.
El Palacio de Abrantes
A la derecha, en la calle Mayor, está el Instituto de Cultura Italiano, ubicado en el Palacio de Abrantes. Este palacio fue construído en el XVII. Don Juan de Valencia, un noble, había comprado cinco casas contíguas para construir el palacio. El palacio fue después comprado por diferentes nobles, todos con problemas de liquidez, por lo que, al final, el palacio fue dividido en viviendas más pequeñas e, incluso, sirvió de alojamiento para la servidumbre.
En 1842 el Duque de Abrantes compró el edificio y lo restauró. Como su hijo había tomado parte en actividades contra la reina Isabel II, el duque se vió más o menos forzado a vender el palacio para evitar represalias.
Lo compró el senador progresista Manuel María de Santa Ana quien estableció en el edificio la oficina central del períodico «La Correspondencia de España«.
Posteriormente el dueño del períodico vendió el palacio al gobierno italiano que ubico su embajada en él. El interior fue re-estructurado y restaurado y la fachada adornada.
Durante la Guerra Civil, el edificio estuvo ocupado por las brigadas italianas y fue seriamente dañado.
En 1939 la embajada pasó a otro edificio y se instaló el Instituto de Cultura Italiano en él.
Un atentado y una iglesia
Frente a este Instituto podemos ver el monumento dedicado a las víctimas del atentado contra Alfonso XIII y su mujer, María Eugenia de Battenberg, perpetrado el mismo día de su boda, cuando el cortejo volvía de los Jerónimos de camino al Palacio Real. Sucedió el 31 de mayo de 1906. Un anarquista, Mateo Morral, tiró una bomba metida en un ramo de flores desde un balcón del número 88. La bomba iba dirigida al carruaje real, pero, ya sea por un toldo, ya sea por unos cables o vaya usted a saber por qué, la trayectoria fue desviada.
Al final de la calle estaba la parroquia más antigua de Madrid, Santa María la Mayor, construída sobre una mezquita y donde estaba la imagen de la Virgen de la Almudena. Hoy podemos ver unos pocos restos, a la derecha de la calle, bajo cristal. Una escultura de un hombre mirando estaos restos nos indica dónde están.
En el número 50 de la calle Mayor nació Lope de Vega en 1562. En el número 75 vivió y murió Calderón de la Barca.
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